Sin duda, fue para mi bien pasar por mi angustia (Isaías 38:17).
El sufrimiento es un intruso que nos visita a todos, sin excepciones. No importa nuestra condición económica o social, nuestro nivel intelectual o nuestra raza. Cuando menos lo esperamos, aparece como por arte de magia y echa sus venenosas raíces. Sin embargo, como hemos leído en el versículo de hoy en lo que parece ser un extraño juego de palabras, la angustia extrema puede ser para nuestro bien.
¿Cómo es posible? ¿Puede el sufrimiento transformarse en bien para mí? A priori no parece lógico pensar que ningún bien pueda esconderse detrás de la desgracia, del dolor o de la muerte. Entonces, ¿se equivocará la Biblia al hacer tal afirmación?
Las palabras pronunciadas por el rey Ezequías son el resultado no de una teoría, sino de su propia experiencia. A veces Dios permite que pasemos por intensas amarguras para que reflexionemos y volvamos a él. Su gran amor no escatima ningún recurso para atraernos a su salvación.
El primer objetivo de Dios con tu vida es restaurarla, salvarla, librarla de la muerte eterna, y darte así la oportunidad de vivir en un mundo de completa felicidad. No escatimará esfuerzos para lograrlo. Pero en cierta medida dependerá de ti misma, de cómo reacciones, la cantidad de angustias por las que tengas que pasar para que Dios pueda lograr su propósito en tu vida.
Reflexiona por un momento en estas preguntas: ¿Estoy asimilando la disciplina divina? ¿Soy dócil ante la dirección del cielo, o intento, como Eva, culpar a los demás de mis acciones o justificarme engañándome a mí misma?
La vida es una escuela donde tenemos que aprender, y por lo tanto hemos de pasar nuestros propios exámenes para avanzar al nivel superior, preparándonos así para nuevos retos y desafíos cada vez mayores. ¿Estás aprendiendo lo que Dios quiere enseñarte en el nivel en el que le encuentras hoy? ¿Estás lista para aprobar el examen y para asumir nuevas metas? Dios quiere que salgas vencedora. Enfrenta la angustia y aprende de ella. Y recuerda que Dios puede estar utilizando cualquier tipo de circunstancia para darte una clase magistral.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
El sufrimiento es un intruso que nos visita a todos, sin excepciones. No importa nuestra condición económica o social, nuestro nivel intelectual o nuestra raza. Cuando menos lo esperamos, aparece como por arte de magia y echa sus venenosas raíces. Sin embargo, como hemos leído en el versículo de hoy en lo que parece ser un extraño juego de palabras, la angustia extrema puede ser para nuestro bien.
¿Cómo es posible? ¿Puede el sufrimiento transformarse en bien para mí? A priori no parece lógico pensar que ningún bien pueda esconderse detrás de la desgracia, del dolor o de la muerte. Entonces, ¿se equivocará la Biblia al hacer tal afirmación?
Las palabras pronunciadas por el rey Ezequías son el resultado no de una teoría, sino de su propia experiencia. A veces Dios permite que pasemos por intensas amarguras para que reflexionemos y volvamos a él. Su gran amor no escatima ningún recurso para atraernos a su salvación.
El primer objetivo de Dios con tu vida es restaurarla, salvarla, librarla de la muerte eterna, y darte así la oportunidad de vivir en un mundo de completa felicidad. No escatimará esfuerzos para lograrlo. Pero en cierta medida dependerá de ti misma, de cómo reacciones, la cantidad de angustias por las que tengas que pasar para que Dios pueda lograr su propósito en tu vida.
Reflexiona por un momento en estas preguntas: ¿Estoy asimilando la disciplina divina? ¿Soy dócil ante la dirección del cielo, o intento, como Eva, culpar a los demás de mis acciones o justificarme engañándome a mí misma?
La vida es una escuela donde tenemos que aprender, y por lo tanto hemos de pasar nuestros propios exámenes para avanzar al nivel superior, preparándonos así para nuevos retos y desafíos cada vez mayores. ¿Estás aprendiendo lo que Dios quiere enseñarte en el nivel en el que le encuentras hoy? ¿Estás lista para aprobar el examen y para asumir nuevas metas? Dios quiere que salgas vencedora. Enfrenta la angustia y aprende de ella. Y recuerda que Dios puede estar utilizando cualquier tipo de circunstancia para darte una clase magistral.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
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