«Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer», Marcos 8:2.
¿Te acuerdas de Louis Pasteur? Es muy conocido por la pasteurización, proceso de purificación de la leche que él mismo desarrolló (por eso lleva su nombre), pero también creó la vacuna contra la rabia. Pasteur vivió en el siglo XIX, y en aquella época mucha gente que contraía la rabia, moría, porque no existía una cura.
Pasteur trabajó mucho para crear una vacuna que pudiera ayudar. Primero la probó en animales y con satisfacción vio que los resultados eran favorables. Lamentablemente, la comunidad científica no lo apoyaba, pues no era médico.
Cierto día, Joseph Meister, un niño de nueve años, fue mordido por un perro cuando se dirigía a la escuela. La madre, al enterarse, lo llevó inmediatamente al médico para que lo atendiera. Él recomendó a la madre que viajara a París y buscara a Louis Pasteur, único individuo capaz de hacer algo para curar al niño.
La madre no perdió tiempo y se dirigió a Paris para localizar a Pasteur. Lo encontró y el químico, al verla tan angustiada, tuvo compasión de la pobre mujer que le rogaba que salvara a su hijo. ¡Además, era la oportunidad perfecta de probar la vacuna en un ser humano!
El 6 de julio de 1885 la vacuna antirrábica fue probada por primera vez al tratar a Joseph Meister. Pasaron 32 días antes de que se pudiera comprobar el éxito de la vacuna. Rápidamente la noticia se dio a conocer por el mundo, y desde entonces la vacuna ha beneficiado a muchos seres humanos que se han contagiado de tan terrible enfermedad.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
¿Te acuerdas de Louis Pasteur? Es muy conocido por la pasteurización, proceso de purificación de la leche que él mismo desarrolló (por eso lleva su nombre), pero también creó la vacuna contra la rabia. Pasteur vivió en el siglo XIX, y en aquella época mucha gente que contraía la rabia, moría, porque no existía una cura.
Pasteur trabajó mucho para crear una vacuna que pudiera ayudar. Primero la probó en animales y con satisfacción vio que los resultados eran favorables. Lamentablemente, la comunidad científica no lo apoyaba, pues no era médico.
Cierto día, Joseph Meister, un niño de nueve años, fue mordido por un perro cuando se dirigía a la escuela. La madre, al enterarse, lo llevó inmediatamente al médico para que lo atendiera. Él recomendó a la madre que viajara a París y buscara a Louis Pasteur, único individuo capaz de hacer algo para curar al niño.
La madre no perdió tiempo y se dirigió a Paris para localizar a Pasteur. Lo encontró y el químico, al verla tan angustiada, tuvo compasión de la pobre mujer que le rogaba que salvara a su hijo. ¡Además, era la oportunidad perfecta de probar la vacuna en un ser humano!
El 6 de julio de 1885 la vacuna antirrábica fue probada por primera vez al tratar a Joseph Meister. Pasaron 32 días antes de que se pudiera comprobar el éxito de la vacuna. Rápidamente la noticia se dio a conocer por el mundo, y desde entonces la vacuna ha beneficiado a muchos seres humanos que se han contagiado de tan terrible enfermedad.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
No hay comentarios:
Publicar un comentario