Entonces María dijo: He aquí la sierra del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. Lucas 1:38.
Una de las personas más conocidas del planeta es María, la madre de Jesús. La niña sencilla, de 16 años, que un día dispuso su vida al servicio de Dios, se convirtió en una persona admirada y seguida en los cuatro extremos de la tierra. Su nombre atraviesa tiempo, cultura, raza e idioma. Brilla en la memoria y en las emociones de millones de seres humanos.
No corrió detrás de la fama; no buscó gloria. Quiso únicamente servir: "He aquí la sierva del Señor", dijo, "hágase conforme a tu palabra". Y, sin embargo, es reverenciada por todas las generaciones.
"Dios da barba a quien no tiene quijada", me decía, un día de esos, Anny. Su sueño era ser estrella de televisión, y pensaba que yo podría ayudarla de alguna forma. "Usted conoce mucha gente", me dijo, con un brillo de expectativa en los ojos. "He luchado, he tocado puertas, me he esforzado. Pero estoy lejos de ver mi sueño hecho realidad. ¿Por qué personas que no quieren ser famosas consiguen todo?"
Quizá sea por eso, Anny. Sin duda es por eso. La fama, el dinero, el poder, el prestigio no pueden ser el objetivo de la vida. La verdadera motivación debe ser el servicio; lo demás es consecuencia.
Si haces de tu vida una obsesión por alcanzar cosas, puedes incluso conseguirlas; pero ¿de qué te valen? Continuarás insatisfecha y vacía. Correrás, entonces, detrás de las sensaciones alucinantes del placer, pensando que es eso lo que falta para llenar el vacío de tu corazón. Y, un día, descubrirás que desperdiciaste los mejores años de tu vida corriendo en pos de pompitas de jabón. Ilusión. Espejismo. Sentirás un sabor amargo en la boca. Sabor de derrota. Tristeza obsesiva. Depresión.
La pureza, la simplicidad y la humildad de una niña como María nos enseñan el secreto del éxito. Hoy, los grandes profesores de Liderazgo escriben acerca del "líder siervo"; parece el gran descubrimiento de la última década. Se habla y se enseña sobre cómo desarrollar la inteligencia emocional. Las empresas envían a sus ejecutivos a asistir a seminarios, para que aprendan algo que la virgen María, con su actitud desprovista de pretensiones, enseñó siglos atrás.
Por eso hoy, antes de salir en búsqueda de tus sueños, detente y piensa. ¿Cuáles son tus motivaciones? Al hacerlo, reflexiona en la virgen María, que respondió: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
Una de las personas más conocidas del planeta es María, la madre de Jesús. La niña sencilla, de 16 años, que un día dispuso su vida al servicio de Dios, se convirtió en una persona admirada y seguida en los cuatro extremos de la tierra. Su nombre atraviesa tiempo, cultura, raza e idioma. Brilla en la memoria y en las emociones de millones de seres humanos.
No corrió detrás de la fama; no buscó gloria. Quiso únicamente servir: "He aquí la sierva del Señor", dijo, "hágase conforme a tu palabra". Y, sin embargo, es reverenciada por todas las generaciones.
"Dios da barba a quien no tiene quijada", me decía, un día de esos, Anny. Su sueño era ser estrella de televisión, y pensaba que yo podría ayudarla de alguna forma. "Usted conoce mucha gente", me dijo, con un brillo de expectativa en los ojos. "He luchado, he tocado puertas, me he esforzado. Pero estoy lejos de ver mi sueño hecho realidad. ¿Por qué personas que no quieren ser famosas consiguen todo?"
Quizá sea por eso, Anny. Sin duda es por eso. La fama, el dinero, el poder, el prestigio no pueden ser el objetivo de la vida. La verdadera motivación debe ser el servicio; lo demás es consecuencia.
Si haces de tu vida una obsesión por alcanzar cosas, puedes incluso conseguirlas; pero ¿de qué te valen? Continuarás insatisfecha y vacía. Correrás, entonces, detrás de las sensaciones alucinantes del placer, pensando que es eso lo que falta para llenar el vacío de tu corazón. Y, un día, descubrirás que desperdiciaste los mejores años de tu vida corriendo en pos de pompitas de jabón. Ilusión. Espejismo. Sentirás un sabor amargo en la boca. Sabor de derrota. Tristeza obsesiva. Depresión.
La pureza, la simplicidad y la humildad de una niña como María nos enseñan el secreto del éxito. Hoy, los grandes profesores de Liderazgo escriben acerca del "líder siervo"; parece el gran descubrimiento de la última década. Se habla y se enseña sobre cómo desarrollar la inteligencia emocional. Las empresas envían a sus ejecutivos a asistir a seminarios, para que aprendan algo que la virgen María, con su actitud desprovista de pretensiones, enseñó siglos atrás.
Por eso hoy, antes de salir en búsqueda de tus sueños, detente y piensa. ¿Cuáles son tus motivaciones? Al hacerlo, reflexiona en la virgen María, que respondió: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
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