«Estoy seguro de que ustedes mismos rebosan de bondad», Romanos 15: 14.
Tú: ¡Hola! ¡Qué bueno que te conectas, ya iba a apagar la computadora!
Sunamita: ¡Hola! Qué bueno que no la apagaste, así por lo menos te puedo saludar. ¿Cómo has estado?
Tú: Pues aquí, bien. ¿Y tú, qué me cuentas de nuevo?
Sunamita: Me siento más feliz que nunca, y todo i gracias a Elíseo.
Tú: ¿El profeta?
Sunamita: Sí, el sucesor de Elias.
Tú: ¿Hizo algún milagro?
Sunamita: Pues mira, cada vez que pasa por Sunén viene a mi casa. Mi esposo y yo siempre lo recibimos con mucho gusto, y hasta le construimos un cuarto para él. Una vez me preguntó que si yo necesitaba algún favor. Le dije que no y, ¿qué crees? Me dijo que iba a tener un hijo.
Tú: ¿De veras?
Sunamita: Nunca pensé que un pequeño acto de bondad me pudiera producir tanta felicidad.
Tú: ¿Ya nació tu hijo?
Sunamita: ¡Sí, es precioso! Me sentía mal porque no tenía el privilegio de ser madre. Pero Dios me dio esta gran bendición.
Tú: Por lo que dices, conviene recibir huéspedes en casa.
Sunamita: Son oportunidades para ayudar, y a la vez también te benefician.
Tú: Pues fue muy interesante charlar contigo. Ahora sí me tengo que ir, a hablamos otro día.
Sunamíta: Ojalé pronto nos encontremos de nuevo.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
Tú: ¡Hola! ¡Qué bueno que te conectas, ya iba a apagar la computadora!
Sunamita: ¡Hola! Qué bueno que no la apagaste, así por lo menos te puedo saludar. ¿Cómo has estado?
Tú: Pues aquí, bien. ¿Y tú, qué me cuentas de nuevo?
Sunamita: Me siento más feliz que nunca, y todo i gracias a Elíseo.
Tú: ¿El profeta?
Sunamita: Sí, el sucesor de Elias.
Tú: ¿Hizo algún milagro?
Sunamita: Pues mira, cada vez que pasa por Sunén viene a mi casa. Mi esposo y yo siempre lo recibimos con mucho gusto, y hasta le construimos un cuarto para él. Una vez me preguntó que si yo necesitaba algún favor. Le dije que no y, ¿qué crees? Me dijo que iba a tener un hijo.
Tú: ¿De veras?
Sunamita: Nunca pensé que un pequeño acto de bondad me pudiera producir tanta felicidad.
Tú: ¿Ya nació tu hijo?
Sunamita: ¡Sí, es precioso! Me sentía mal porque no tenía el privilegio de ser madre. Pero Dios me dio esta gran bendición.
Tú: Por lo que dices, conviene recibir huéspedes en casa.
Sunamita: Son oportunidades para ayudar, y a la vez también te benefician.
Tú: Pues fue muy interesante charlar contigo. Ahora sí me tengo que ir, a hablamos otro día.
Sunamíta: Ojalé pronto nos encontremos de nuevo.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
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