Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13.
Uno de los errores más frecuentes de quienes deciden colportar consiste en pensar tan solo en el dinero. Muchos yerran en esto, porque al olvidarse del material evangélico que llevan, solo piensan en vender.
No es fácil conservar el equilibrio, ya que cuando el colportor tiene éxito, enfrenta la tentación de vender más para conseguir más dinero. No niego la importancia del dinero, pero señalo el peligro de salir a colportar para obtener dinero y no para esparcir el evangelio.
La obra del colportaje es evangelización "concentrada", es un puesto de avanzada de Jesús en territorios donde la iglesia no ha llegado. El colportor ha sido comisionado para llevar amor donde hay odio, paz donde hay conflictos, alegría donde hay tristeza; para mostrar y modelar a Jesús donde mora el pecado.
Los que reciben el mensaje no son los únicos que se benefician por esta tarea, ya que el colportor mismo se apropia de un sinfín de bendiciones y de una educación superior. "La mejor educación que los jóvenes pueden obtener la lograrán entrando en el campo del colportaje y trabajando de casa en casa" (El colportor evangélico, p. 49).
Y así, como en todas las tareas de la vida, la siembra realizada dará frutos espirituales y materiales. El dinero no es la razón del colportaje, sino una de sus consecuencias. Si tienes esto presente, puedes dedicarte al colportaje con dignidad.
Sé por experiencia que no es factible colportar y olvidar la cuota de la universidad, la ropa nueva y buena, los planes de matrimonio y algunos otros intereses económicos, pero recuerda que al realizar esta noble tarea persigues un fin redentor, y que el Señor satisfará tus necesidades.
Miles de personas viven hoy entre el dolor y la melancolía, viendo pasar la vida sin una esperanza consistente, sumidos en el pecado y la desesperación. Ellos te están esperando. Ellos anhelan recibir la bendita esperanza que Jesús te entregó a ti. No pases por la adolescencia y la juventud sin emprender esta tarea redentora, que el Señor recompensará con creces lo que hagas por la salvación de otros.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Uno de los errores más frecuentes de quienes deciden colportar consiste en pensar tan solo en el dinero. Muchos yerran en esto, porque al olvidarse del material evangélico que llevan, solo piensan en vender.
No es fácil conservar el equilibrio, ya que cuando el colportor tiene éxito, enfrenta la tentación de vender más para conseguir más dinero. No niego la importancia del dinero, pero señalo el peligro de salir a colportar para obtener dinero y no para esparcir el evangelio.
La obra del colportaje es evangelización "concentrada", es un puesto de avanzada de Jesús en territorios donde la iglesia no ha llegado. El colportor ha sido comisionado para llevar amor donde hay odio, paz donde hay conflictos, alegría donde hay tristeza; para mostrar y modelar a Jesús donde mora el pecado.
Los que reciben el mensaje no son los únicos que se benefician por esta tarea, ya que el colportor mismo se apropia de un sinfín de bendiciones y de una educación superior. "La mejor educación que los jóvenes pueden obtener la lograrán entrando en el campo del colportaje y trabajando de casa en casa" (El colportor evangélico, p. 49).
Y así, como en todas las tareas de la vida, la siembra realizada dará frutos espirituales y materiales. El dinero no es la razón del colportaje, sino una de sus consecuencias. Si tienes esto presente, puedes dedicarte al colportaje con dignidad.
Sé por experiencia que no es factible colportar y olvidar la cuota de la universidad, la ropa nueva y buena, los planes de matrimonio y algunos otros intereses económicos, pero recuerda que al realizar esta noble tarea persigues un fin redentor, y que el Señor satisfará tus necesidades.
Miles de personas viven hoy entre el dolor y la melancolía, viendo pasar la vida sin una esperanza consistente, sumidos en el pecado y la desesperación. Ellos te están esperando. Ellos anhelan recibir la bendita esperanza que Jesús te entregó a ti. No pases por la adolescencia y la juventud sin emprender esta tarea redentora, que el Señor recompensará con creces lo que hagas por la salvación de otros.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
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