Y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. Hechos 18:3, 4.
Muchos jóvenes con los que he tratado piensan que se equivocarían si al elegir una carrera profesional esta no tuviera relación con el evangelio. Y algunos temen pecar si eligen un trabajo que nada tenga que ver con la denominación eclesiástica. Es necesario reflexionar sobre esto, para que al elegir la ocupación de tu vida, puedas hacerlo con la libertad que Cristo te concede.
Si piensas que debes servir como ministro del Señor, o como docente en la tarea educativa o como médico o enfermero misionero, hazlo. Cada día que pasa, el mundo clama por más obreros consagrados a la tarea de salvar almas, y la iglesia es la institución ideal para canalizar la ayuda y proveer el personal que aliviará tales necesidades.
Pero trabajar dentro del sistema adventista no es la única manera de servir al Señor. El ejemplo de Aquila y de Pablo lo ilustra bien. Ambos tenían el mismo oficio, fabricaban carpas durante la semana, pero cada sábado acudían a la sinagoga y compartían el evangelio. Estas labores no fueron excluyentes, ya que ellos trabajaban para ganar el pan y compartían su fe en el Salvador.
Lo mismo ocurrió con otros personajes bíblicos, quienes en las tareas y labores comunes representaron dignamente al Dios del cielo, dando pruebas, con la palabra y el ejemplo, de que su patria era la celestial. José fue gobernador en Egipto, David fue poeta y rey, Amos fue pastor de ovejas en Tecoa, Daniel fue estadista en dos cortes imperiales, Zaqueo fue cobrador de impuestos, y Cornelio fue un centurión romano. Cada uno trabajó en labores seculares, pero todos vivieron como santos en medio de sus semejantes.
Más que nunca, Dios necesita hoy contadores, abogados, médicos, ingenieros, electricistas, pintores, maestros, y cuanta profesión exista, identificados con Cristo. Si te ubicas bajo la bandera de Cristo en el lugar que te toque estar, estarás imitando la labor de Aquila y de Pablo, quienes mientras trabajaban testificaban de su amante Salvador. No lo olvides: es posible realizar un trabajo secular y ser a la vez un fiel cristiano.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Muchos jóvenes con los que he tratado piensan que se equivocarían si al elegir una carrera profesional esta no tuviera relación con el evangelio. Y algunos temen pecar si eligen un trabajo que nada tenga que ver con la denominación eclesiástica. Es necesario reflexionar sobre esto, para que al elegir la ocupación de tu vida, puedas hacerlo con la libertad que Cristo te concede.
Si piensas que debes servir como ministro del Señor, o como docente en la tarea educativa o como médico o enfermero misionero, hazlo. Cada día que pasa, el mundo clama por más obreros consagrados a la tarea de salvar almas, y la iglesia es la institución ideal para canalizar la ayuda y proveer el personal que aliviará tales necesidades.
Pero trabajar dentro del sistema adventista no es la única manera de servir al Señor. El ejemplo de Aquila y de Pablo lo ilustra bien. Ambos tenían el mismo oficio, fabricaban carpas durante la semana, pero cada sábado acudían a la sinagoga y compartían el evangelio. Estas labores no fueron excluyentes, ya que ellos trabajaban para ganar el pan y compartían su fe en el Salvador.
Lo mismo ocurrió con otros personajes bíblicos, quienes en las tareas y labores comunes representaron dignamente al Dios del cielo, dando pruebas, con la palabra y el ejemplo, de que su patria era la celestial. José fue gobernador en Egipto, David fue poeta y rey, Amos fue pastor de ovejas en Tecoa, Daniel fue estadista en dos cortes imperiales, Zaqueo fue cobrador de impuestos, y Cornelio fue un centurión romano. Cada uno trabajó en labores seculares, pero todos vivieron como santos en medio de sus semejantes.
Más que nunca, Dios necesita hoy contadores, abogados, médicos, ingenieros, electricistas, pintores, maestros, y cuanta profesión exista, identificados con Cristo. Si te ubicas bajo la bandera de Cristo en el lugar que te toque estar, estarás imitando la labor de Aquila y de Pablo, quienes mientras trabajaban testificaban de su amante Salvador. No lo olvides: es posible realizar un trabajo secular y ser a la vez un fiel cristiano.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
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