El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su camino. Proverbios 16:17.
Si bien la mayoría de las personas conoce que hábitos perjudican la salud, muchos ignoran sus consecuencias a medio y largo plazo. La propaganda que incentiva el consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos nunca advierte el triste resultado que produce.
Ese fue el caso de Silvio, un hombre de 53 años que visitó el colegio donde yo trabajaba. Había fumado durante más de treinta años, y padecía enfisema pulmonar. Esta enfermedad afecta la capacidad respiratoria, y realizar las tareas más simples de la vida, como caminar, se torna casi imposible. Silvio debía subir las escaleras hacia el salón de actos, donde yo hablaría a los alumnos acerca de los grandes riesgos de fumar. Cuando comenzó a subir las escaleras, a todos los presentes nos dio pena el esfuerzo que significaba para él. Silvio subía un escalón, y luego debía descansar unos treinta segundos, antes de subir el siguiente con la misma dificultad. Esa mañana le llevó casi veinte minutos subir al primer piso del colegio, donde se encuentra el salón de actos. Una vez ahí, Silvio habló con vehemencia a todo el alumnado, y repitió que si alguien le hubiera advertido cuando era joven del peligro que estaba corriendo, él nunca habría fumado.
Como también nos enseña la naturaleza, la buena salud es la cosecha de una buena siembra. El sabio Salomón nos dice: "El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su camino". Y efectivamente, si alguien guarda su vida de cualquier vicio, también se está apartando del mal y guardando su camino.
Es posible que como joven cristiano tú nunca hayas no hayas consumido nada perjudicial para tu salud, pero la tarea de apartarnos del mal y guardar la vida no termina ahí. En la sociedad habrá miles de personas que ignoran los terribles daños que produce el consumo del alcohol y de tabaco. Tu misión también está en cuidar la salud de los demás, mediante tu ejemplo y tus palabras. Si tienes amigos que no se cuidan porque están atrapados en algún tipo de vicio, no los dejes en la ignorancia de las consecuencias que pueden acarrear. Adviértelos, como lo haría Jesús, y estarás haciendo una tarea celestial en un mundo de pecado.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Si bien la mayoría de las personas conoce que hábitos perjudican la salud, muchos ignoran sus consecuencias a medio y largo plazo. La propaganda que incentiva el consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos nunca advierte el triste resultado que produce.
Ese fue el caso de Silvio, un hombre de 53 años que visitó el colegio donde yo trabajaba. Había fumado durante más de treinta años, y padecía enfisema pulmonar. Esta enfermedad afecta la capacidad respiratoria, y realizar las tareas más simples de la vida, como caminar, se torna casi imposible. Silvio debía subir las escaleras hacia el salón de actos, donde yo hablaría a los alumnos acerca de los grandes riesgos de fumar. Cuando comenzó a subir las escaleras, a todos los presentes nos dio pena el esfuerzo que significaba para él. Silvio subía un escalón, y luego debía descansar unos treinta segundos, antes de subir el siguiente con la misma dificultad. Esa mañana le llevó casi veinte minutos subir al primer piso del colegio, donde se encuentra el salón de actos. Una vez ahí, Silvio habló con vehemencia a todo el alumnado, y repitió que si alguien le hubiera advertido cuando era joven del peligro que estaba corriendo, él nunca habría fumado.
Como también nos enseña la naturaleza, la buena salud es la cosecha de una buena siembra. El sabio Salomón nos dice: "El camino de los rectos se aparta del mal; su vida guarda el que guarda su camino". Y efectivamente, si alguien guarda su vida de cualquier vicio, también se está apartando del mal y guardando su camino.
Es posible que como joven cristiano tú nunca hayas no hayas consumido nada perjudicial para tu salud, pero la tarea de apartarnos del mal y guardar la vida no termina ahí. En la sociedad habrá miles de personas que ignoran los terribles daños que produce el consumo del alcohol y de tabaco. Tu misión también está en cuidar la salud de los demás, mediante tu ejemplo y tus palabras. Si tienes amigos que no se cuidan porque están atrapados en algún tipo de vicio, no los dejes en la ignorancia de las consecuencias que pueden acarrear. Adviértelos, como lo haría Jesús, y estarás haciendo una tarea celestial en un mundo de pecado.
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