La palabra de Dios es viva, eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12).
El texto de hoy nos presenta con gran claridad cuál es la función de las Sagradas Escrituras. Creo que lo más importante para nosotras es meditar en el efecto que causa sobre nuestras vidas este libro entre los libros. Mí que no demoremos más en preguntarnos cuanto antes qué frutos está produciendo la lectura de la Biblia en nosotras.
Al abrir la Biblia para estudiarla, inevitablemente asumimos una actitud frente a ella. Haciendo un paralelismo con la naturaleza, algunas de nosotras nos parecemos a las plantas angiospermas, cuyas semillas se encuentran encerradas dentro del fruto. Así, cuando leemos la verdad bíblica, encerramos su semilla en los frutos que hacemos por nosotras mismas, en las obras que creemos que tienen algún mérito. Pero también podemos parecemos a las gimnospermas, plantas cuyas semillas están desnudas. Así, una vez descubrimos el tesoro de la salvación, este produce frutos visibles y testificamos por ejemplo y por palabra.
Me llaman poderosamente la atención los cactus. Estas formidables plantas no solo permanecen vivas en medios completamente hostiles, sino que son capaces de almacenar agua para compartir con el cansado y sediento viajero. Sus flores no parecen verse afectadas por el clima y proporcionan un bellísimo espectáculo visual que destaca mucho en su habitat.
La Biblia nos muestra a Cristo, quien es el agua viva y eficaz. Aun cuando pasamos por el desierto y las circunstancias más desfavorables, podemos hallar refrescante agua junto a Jesús. Pero también podemos compartirla con otros que necesitan de esa agua viva.
La Biblia, al igual que las algas, que pueden elaborar su propia comida, tiene respuesta para toda necesidad, es el único alimento completo para nuestra hambre. Para obtener su sustento, las algas necesitan energía solar, agua, un gas llamado dióxido de carbono y sales minerales. La Biblia proporciona todos los elementos necesarios para que estés bien alimentada. Solo necesitas estudiarla, vivirla y compartirla. Comienza hoy mismo y enseguida notarás el cambio que se operará en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
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