Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Juan 16:13.
Aquí, el Señor Jesús habla acerca de la venida del Espíritu Santo. Dice que, cuando él viniere, nos guiará a la verdad. Este es uno de los trabajos del Espíritu: enseñar y guiar a la verdad. La acción de guiar en la verdad tiene dos aspectos. Primero, te convence. Nadie puede convencer al ser humano acerca de la verdad, a no ser el Espíritu Santo. Las personas que no aceptan la divinidad del Espíritu Santo tienen dificultades para entender la verdad. Tú puedes amontonar delante de tus ojos una montaña de pruebas y de evidencias pero, simplemente, no entiendes. ¿Cómo podrías? Solo el Espíritu convence.
La segunda acción del Espíritu es guiar. No se trata de algo teórico: de nada valdría entender la verdad, como teoría, si ella no se hace carne en nosotros. El Espíritu nos enseña, también, a vivir la verdad.
La palabra "verdad", en griego, es aleteia, que significa transparente, claro, que no está encerrado. Eso es vivir la verdad. El Espíritu nos lleva a vivir una vida clara, transparente, sin medias verdades o medias mentiras; una vida limpia, que no necesita esconderse ni disfrazarse.
La palabra "verdad", en el hebreo, confirma este concepto. En hebreo, es emeth, que significa seguro, sólido, firme, consistente. Una persona que fue guiada, por el Espíritu, hacia la verdad vive confiada, sin temores ni sobresaltos; no hay inseguridad en esa vida. La inseguridad está en la mentira, en la penumbra de las circunstancias, con miedo de ser descubierto y expuesto. Dios no desea esa vida para sus hijos; definitivamente, no.
Vivimos en un mundo en el cual la mentira produce espejismos casi difíciles de discernir. ¿Cuántas veces te han mentido? ¿Cuántas veces has mentido? ¿Cuántas veces has sido víctima de una injusticia, producto de una mentira? No te esfuerces por recordar: no te alcanzarían los dedos de las manos y de los pies, para contar las veces que has sufrido por causa de las mentiras.
Haz de este día un día de verdad. Entrégate al control del Espíritu; a fin de cuentas, nadie es veraz porque tienen autodisciplina: la verdad es un fruto del Espíritu. Recuerda que, "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
Aquí, el Señor Jesús habla acerca de la venida del Espíritu Santo. Dice que, cuando él viniere, nos guiará a la verdad. Este es uno de los trabajos del Espíritu: enseñar y guiar a la verdad. La acción de guiar en la verdad tiene dos aspectos. Primero, te convence. Nadie puede convencer al ser humano acerca de la verdad, a no ser el Espíritu Santo. Las personas que no aceptan la divinidad del Espíritu Santo tienen dificultades para entender la verdad. Tú puedes amontonar delante de tus ojos una montaña de pruebas y de evidencias pero, simplemente, no entiendes. ¿Cómo podrías? Solo el Espíritu convence.
La segunda acción del Espíritu es guiar. No se trata de algo teórico: de nada valdría entender la verdad, como teoría, si ella no se hace carne en nosotros. El Espíritu nos enseña, también, a vivir la verdad.
La palabra "verdad", en griego, es aleteia, que significa transparente, claro, que no está encerrado. Eso es vivir la verdad. El Espíritu nos lleva a vivir una vida clara, transparente, sin medias verdades o medias mentiras; una vida limpia, que no necesita esconderse ni disfrazarse.
La palabra "verdad", en el hebreo, confirma este concepto. En hebreo, es emeth, que significa seguro, sólido, firme, consistente. Una persona que fue guiada, por el Espíritu, hacia la verdad vive confiada, sin temores ni sobresaltos; no hay inseguridad en esa vida. La inseguridad está en la mentira, en la penumbra de las circunstancias, con miedo de ser descubierto y expuesto. Dios no desea esa vida para sus hijos; definitivamente, no.
Vivimos en un mundo en el cual la mentira produce espejismos casi difíciles de discernir. ¿Cuántas veces te han mentido? ¿Cuántas veces has mentido? ¿Cuántas veces has sido víctima de una injusticia, producto de una mentira? No te esfuerces por recordar: no te alcanzarían los dedos de las manos y de los pies, para contar las veces que has sufrido por causa de las mentiras.
Haz de este día un día de verdad. Entrégate al control del Espíritu; a fin de cuentas, nadie es veraz porque tienen autodisciplina: la verdad es un fruto del Espíritu. Recuerda que, "cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir".
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Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
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