Se llamará su nombre "Admirable, consejero", "Dios fuerte", '"Padre eterno", "Príncipe de paz" (Isaías 9:6).
En una ocasión escuché a un especialista en relaciones públicas comentar el drama que experimentan los padres y los hijos al poner y recibir los nombres que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. En los tiempos bíblicos, el nombre era algo muy especial en la vida de una persona. En la mayoría de los casos tenía mucho que ver con el carácter, con las circunstancias del nacimiento o con alguna profecía. Este era el caso, por ejemplo, de Ibneías, uno de los hijos de Jeroham que regresó de Babilonia a Jerusalén, cuyo nombre quiere decir «Jehová edifica»; o de Esdras, el profeta, cuyo nombre significa «Jehová ayuda»; o de Juan, cuyo nombre significa «don de Jehová».
Por otra parte, hay otros nombres que, a pesar de tener significados maravillosos, no fueron honrados por los que los llevaban, como el caso de Atalía, que significa «Jehová es exaltado». Esa perversa mujer para nada tenía en mente exaltar a Jehová, pero Dios enderezó los torcidos caminos de Atalía para hacer valer en ella el nombre que llevaba. Cuando el rey Joás fue coronado y esta perversa mujer murió, el nombre de Jehová quedó reivindicado y exaltado por el canto de alabanza que todo el pueblo emitió en aquella ocasión.
El texto de hoy no deja lugar a temores ni a equivocaciones. Maravilloso, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz fueron nombres dados a Jesús. ¿Has experimentado en tu vida lo maravilloso que es Jesús? Consejero, sí, aunque a veces a nuestra naturaleza pecadora no le guste; Dios fuerte, sí, pues sobrepasa con mucho las limitaciones humanas; Padre eterno, sin duda, porque es el mismo ayer, y hoy y siempre; Príncipe de paz, también, porque en medio de. la tormenta encontramos bonanza en su voz.
No dejes que tu maravilloso Jesús sea Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz solo para los demás. Él quiere ser también el centro de tu vida. Clama por su presencia constantemente y aférrate a las promesas que encierra su nombre.
No olvides una cosa: Jesús es el único nombre en quien puedes ser salva.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
En una ocasión escuché a un especialista en relaciones públicas comentar el drama que experimentan los padres y los hijos al poner y recibir los nombres que nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas. En los tiempos bíblicos, el nombre era algo muy especial en la vida de una persona. En la mayoría de los casos tenía mucho que ver con el carácter, con las circunstancias del nacimiento o con alguna profecía. Este era el caso, por ejemplo, de Ibneías, uno de los hijos de Jeroham que regresó de Babilonia a Jerusalén, cuyo nombre quiere decir «Jehová edifica»; o de Esdras, el profeta, cuyo nombre significa «Jehová ayuda»; o de Juan, cuyo nombre significa «don de Jehová».
Por otra parte, hay otros nombres que, a pesar de tener significados maravillosos, no fueron honrados por los que los llevaban, como el caso de Atalía, que significa «Jehová es exaltado». Esa perversa mujer para nada tenía en mente exaltar a Jehová, pero Dios enderezó los torcidos caminos de Atalía para hacer valer en ella el nombre que llevaba. Cuando el rey Joás fue coronado y esta perversa mujer murió, el nombre de Jehová quedó reivindicado y exaltado por el canto de alabanza que todo el pueblo emitió en aquella ocasión.
El texto de hoy no deja lugar a temores ni a equivocaciones. Maravilloso, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz fueron nombres dados a Jesús. ¿Has experimentado en tu vida lo maravilloso que es Jesús? Consejero, sí, aunque a veces a nuestra naturaleza pecadora no le guste; Dios fuerte, sí, pues sobrepasa con mucho las limitaciones humanas; Padre eterno, sin duda, porque es el mismo ayer, y hoy y siempre; Príncipe de paz, también, porque en medio de. la tormenta encontramos bonanza en su voz.
No dejes que tu maravilloso Jesús sea Consejero, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz solo para los demás. Él quiere ser también el centro de tu vida. Clama por su presencia constantemente y aférrate a las promesas que encierra su nombre.
No olvides una cosa: Jesús es el único nombre en quien puedes ser salva.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
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