lunes, 16 de enero de 2012

DE FRENTE, SIN RODEOS NI PAÑITOS CALIENTES

Querido jovencito, ¡escúchame bien! [...]. Acepta mis enseñanzas; no las rechaces. ¡Piensa con la cabeza! Proverbios 8:32,33, BLS

Una de las experiencias que más me frustran es la demora de un vuelo. Felizmente, cuando viajo, siempre tengo conmigo un «botiquín de primeros auxilios». Me refiero a un pequeño maletín donde hay solo dos cosas: libros y comida. Llevo suficiente de los dos como para resistir, si fuera necesario, durante días enteros. Hace poco me tocó pasar por una de esas demoras. Entre los libros que leí estuvo Enamórate bien (APIA, 2009), de Mike Tucker. En esta obra, el autor cuenta que en cierta oportunidad se le acercó una parejita que estaba enfrentando muchos problemas en su noviazgo.
—Pastor Tucker, necesitamos su ayuda —expresó uno de ellos—. Estamos luchando para que nuestra relación funcione, pero no lo podemos lograr. Cuando las cosas parecen mejorar, entonces empeoran.
—¿Y por qué están empeñados en que funcione? —preguntó el pastor. Los dos enamorados se quedaron mudos. Entonces el pastor les dijo: «¿Por qué empeñarse en mantener viva una relación que no funciona? Mi consejo es que le pongan fin y que cada uno encuentre a otra persona con la cual pueda mantener una relación más llevadera».
Es un consejo muy sabio. Si se tratara de una pareja de esposos que tienen problemas, habría que luchar por mantener vivo el matrimonio. Pero si solo son novios, ¿por qué empeñarse en que funcione una relación que lo único que está dando es problemas? ¿Por qué ilusionarse pensando que las cosas mejorarán después de casarse? ¡Hay que pensar con la cabeza!
Permíteme que te pregunte: ¿Eres parte ahora mismo de una relación sentimental que solo te está produciendo dolores de cabeza? Si este es el caso, ¡dale cristiana sepultura! Y no le guardes luto. Un noviazgo problemático es el anticipo de un matrimonio problemático. Si dos personas no logran entenderse durante el noviazgo, ¿cómo podrán lograrlo cuando su relación se traslade a un nivel tan profundo como lo es el matrimonio? Recuerda que cuanto mayor sea el grado de intimidad de una relación, tanto mayor es también la posibilidad de que haya roces (es decir, de que se produzcan problemas).
En conclusión: Si quieres casarte bien, enamórate bien.
Padre celestial, dame sabiduría para escoger a mi pareja. Y también para reconocer cuándo debo dar por terminado un noviazgo que no me conviene.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

No hay comentarios:

Publicar un comentario