domingo, 15 de enero de 2012

«¡NO ME LO VAS A CREER!»

El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos. Proverbios 16: 28, NVI

¿Te has fijado que la gente chismosa tiene diferentes maneras de introducir un chisme? Está por ejemplo el clásico: «¡No me lo vas a creer!». Con estas palabras el chismoso suele indicar que el chisme que trae es de los buenos. También se encuentra el popular: «No repitas lo que te voy a contar». De esta manera, el chismoso lanza una cortina de humo para ocultar su verdadero propósito que es, precisamente, ¡que repitas el chisme!
Otra forma, quizás menos popular, se produce cuando el chismoso comienza diciendo: «Escúchame bien porque esto te lo voy a decir una sola vez». Por supuesto, esto de «lo voy a decir una sola vez» lo que quiere decir es «en este momento», porque cuando llega a ti, el chismoso ya ha repetido el cuento a medio mundo. Y no podemos dejar afuera el estilo piadoso, cuando el chismoso se te acerca y te dice algo así como: «Creo que debemos orar por fulano. Parece que anda enredado en malos negocios». Obviamente, aquí el chismoso quiere cualquier cosa menos orar por ese fulano.
Existen otras variantes, pero el punto que quiero destacar aquí no es precisamente como chismear, sino cómo salirle al paso a esta plaga que, según el rey Salomón, divide a los amigos (Prov. 16: 28) y enciende contiendas (26: 20). Quiero proponerte cómo evitar que llegues a formar parte del «Sindicato de los caníbales», del que fomra parte todo chismoso. En este sentido, el «triple filtro» de Sócrates, el filósofo griego, nos puede resultar de gran ayuda.
Se cuenta que cierto día, un hombre se le acercó a Sócrates con un chisme.
—¿Sabes lo que por ahí se dice de tu mejor amigo? —preguntó el hombre.
—No lo sé pero, ¿estás absolutamente seguro de que lo que escuchaste es verdad?
Pues, no. Solo lo escuché. ¿Es algo bueno? —siguió preguntando Sócrates.
—No —respondió el hombre—. En realidad es algo malo.
—¿Y me va a ayudar en algo?
—Tampoco —respondió el hombre con cierta vergüenza.
—Pues si no es verdad, ni bueno ni útil, ¿entonces para qué me lo vas a decir?
¿Es verdad? ¿Es bueno? ¿Es útil? Tres preguntas que debe responder el chismoso. Si no pasa ese triple filtro, entonces es mejor que se vaya con su música a otra parte».
Toca, Señor, mis labios, para que solo hablen de lo que es verdadero, bueno y útil

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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