Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo (Mateo 25; 34).
Si tuvieras que dejarle algo en herencia a una persona que estimas y aprecias, ¿Cuál de tus pertenencias elegirías? Yo tal vez legaría mis cuadernos y libros de música, o mis cotosos zapatos. Quizá esos es algo que tengas que pensar y analizar con detenimiento. ¿Quién sería el agraciado? ¿Cuidará esa persona de tus pertenencias en la misma forma en que tú lo has hecho? Sin embargo, la pregunta más importante podría ser: ¿Llegará a beneficiar a esa persona el objeto o la posesión que le dejamos?
En Navidad, muchas personas han regalado obsequios a varios miembros de mi familia, en especial a mi papá. Entre otras cosas él recibió un regalo algo «extraño». Un amigo de la familia le entregó un frasco que contenía un líquido antibacterial. No sé si nuestro amigo estaba pensando en la cantidad de bacterias que mi papá estaba en capacidad de transmitir, o en las que podría recibir. Creo que esa duda habría que aclararla en otra ocasión.
Por otro lado, me llamó la atención que ese día dicha persona llevaba consigo artículos de mayor valor monetario: una computadora personal, un equipo de música de los más recientes, tarjetas bancarias, y quizá algo de efectivo. Sin embargo, decidió obsequiarle a mi padre un frasco de líquido antibacterial.
Quizá creas que soy una ilusa al pensar que aquel visitante podría haberle regalado su computadora a mi papá, pero a veces lo que cuenta no es tanto el valor del obsequio como el posible beneficio que puede aportar.
Alguien dijo: «Lo eterno no se busca en los grandes milagros y bendiciones de la vida, sino en un simple encuentro, en una simple bendición que a veces no vemos, y que pasamos por alto». En nuestra relación con Jesús podría sucedemos algo parecido.
Tal vez ya hayas identificado lo que deseas poner en las manos de la persona que aprecias. En mi caso, creo haber recibido el don de la salvación, y eso mismo es lo que desearía legarle a alguien que sea especial para mí. Y tú, ¿qué has recibido hoy?
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Yoela Murillo
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