«Luego recogerán los utensilios usados en el servicio del santuario y los pondrán en una tela morada, los envolverán en una cubierta de pieles [...] y los llevarán también sobre unos palos» (Números 4: 12).
¿Alguna vez has oído hablar de las vacas marinas? Si crees que es una criatura de cuatro patas que come hierba, da leche y vive en el mar estás equivocado. De hecho, se trata de un animal que parece una mezcla entre una foca y una ballena, y vive en aguas poco profundas. Su gruesa piel protege estas criaturas del ambiente en el que viven. Con la piel de estos animales Dios les pidió a los israelitas que cubrieran partes del santuario. Esa fue una gran idea, pues la piel de las vacas marinas es muy resistente.
A veces necesitamos tener una «piel resisten como la de las vacas marinas. No estoy refiriéndome a nuestra piel física. Lo que quiero decir es que cada vez que otros digan o hagan algo que nos haga daño, debemos pedirle a Dios que nos ayude a tener valor y orar por esa persona, en vez de pensar en lo que nos hizo.
Seamos «vacas marinas» y comencemos a orar para que el amor de Dios alcance a todos aquellos que no tratan muy bien.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush
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