lunes, 12 de marzo de 2012

LA ENCRUCIJADA DEL CAMINO

Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Hebreos 11:24,25 NVI.

Cuando todavía era joven, Moisés debió tomar una decisión de esas que quitan el sueño. Por un lado, como hijo adoptivo de una princesa egipcia, podía disfrutar de las riquezas y el poder de la nación más poderosa de la tierra. Por el otro, podía echar su suerte con un pueblo pobre y esclavizado. Una verdadera encrucijada de caminos. Algo parecido a lo que el poeta James Russell Lowell llama «el terrible instante», cuando cada ser humano «tiene que decidir dentro de su corazón lo que será su vida en adelante, en la batalla entre el bien y el mal, la verdad santa o el error fatal».
¿Qué decidió Moisés? Primero, un no: Moisés «renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón». No es poca cosa. Dijo no al trono de una poderosa nación, a las riquezas y a la fama. Dijo no a un sitial exclusivo en el Salón de la Fama egipcio. Sin embargo, Moisés no se conformó con solo decir no. También dijo un sí: «Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios». Le dijo sí a Dios y así llegó a ser el caudillo que Dios usó para liberar a su pueblo de la esclavitud egipcia.
El ejemplo de Moisés nos enseña que los hijos de Dios no tienen que conformarse con limitarse a decir no a lo malo: al alcohol, las drogas, la pornografía, el sexo fuera del matrimonio, etc. Se equivoca quien entiende la religión como una simple lista de cosas que no se pueden hacer. La religión de Cristo también requiere que digamos sí a lo bueno: extender una mano amiga al que está caído; ayudar a quienes luchan por vencer un vicio; desarrollar al máximo nuestras facultades; tratar de ser los mejores estudiantes, amigos, novios, esposos... Moisés fue grande porque en la encrucijada del camino, dijo no a los placeres de este mundo, y en especial porque dijo sí al plan de Dios para su vida. Tú también estarás hoy en la encrucijada del camino. ¿Qué les dirás a los placeres de este mundo? ¿Qué le dirás a Dios?
Padre, dame hoy poder para resistir el mal, y valor para hacer el bien.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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