domingo, 18 de marzo de 2012

LA INFLUENCIA DE LA FAMILIA

Pues yo sé que mandará a sus hijos, y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio (Génesis 18:19).

Esta declaración tan bella parecería que está ubicada en un pasado que difícilmente volverá a formar parte de la realidad. ¿Por qué? Porque hoy los padres de familia parecen estar más preocupados por proveer los bienes materiales que su familia necesita, que por velar por la vida espiritual de los suyos. Cada familia cristiana debería ser un ejemplo ante el mundo del poder del Señor y de su capacidad amplísima para el bien. Otras familias, al observar los resultados de un hogar semejante, podrían a su vez seguir su ejemplo.
Hace poco una maestra de una escuela primaria secular le preguntaba a una joven pareja de padres cristianos cómo habían inculcado en su hijo una cortesía y modales tan poco frecuentes en el siglo XXI. Ellos le respondieron que la educación cristiana prepara a la persona no tan solo para ser fiel a Dios, sino para ser útil y miembro activo de la comunidad.
Los ángeles celestiales visitan a menudo el hogar donde Dios empuña el timón. Bajo el poder de la gracia divina dicho hogar se convierte en un lugar de refugio para grandes y chicos. Allí no se permite que el yo imponga sus normas, sino que cada uno tendrá tanto derechos como deberes. La fe que obra por amor y purifica el alma debe dirigir las actividades de dicho hogar.
«Una familia bien ordenada y disciplinada influye más en favor del cristianismo que todos los sermones que se puedan predicar» (El hogar cristiano, cap. 4, p. 32). «Una luz, por pequeña que sea, si está siempre encendida puede servir para prender otras muchas» (El ministerio de curación, p. 333). «Nuestra esfera de influencia podrá parecer limitada, nuestras capacidades pequeñas, nuestras oportunidades escasas, reducidos nuestros recursos; no obstante, si sabemos aprovechar lo que nos ofrece nuestro hogar, podremos realizar maravillas» (Servicio cristiano, p. 258).
La influencia de una vida hogareña vigilada durante la infancia y la juventud, es la salvaguardia más segura contra la corrupción del mundo.
Señor, permítenos tener familias así. Que podamos honrar y dignificar tu santo nombre hoy y siempre.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Eulogio Hernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario