«Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo» (Salmo 119:165).
Quizá me estrese, pero no hasta el punto de caer víctima de la ansiedad. Eso se lo dejo a mi esposa. Ella es la perfecta ansiosa. Una cosa es estar preocupado por lo que te está pasando en la actualidad y otra muy distinta es preocuparse demasiado por lo que pueda suceder en el futuro.
Jesús tiene algo que decir a los que se preocupan demasiado. En primer lugar, no dijo que no nos preocupemos por nada. ¿Sorprendido? Jesús no usó la palabra «preocupación». Él hablaba de angustiarse, que probablemente sea lo mismo que preocuparse, pero más.
El Gran Médico nos aconseja que no nos preocupemos por las cosas temporales porque son eso, temporales. «Temporal» significa mundano, terrenal, secular.
La ansiedad es algo enfermizo. Un médico de la Universidad John Hopkins dijo: «No se sabe por qué las personas que se preocupan en exceso mueren antes que las que saben controlar sus preocupaciones, pero es un hecho demostrado».
Jesús dijo que obsesionarse con lo que se come o se viste es idolatría. Estas son sus palabras: «No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?", porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas» (Mat. 6:31-32).
La cuestión no es si debemos comer y vestir adecuadamente. Esto no se discute. La cuestión es: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mat. 6: 33). Los paganos buscan primero lo temporal. El cristiano tiene que buscar primero lo espiritual.
¿Cómo podemos combatir el destructivo hábito de la ansiedad? Alguien dijo: «Cada noche deposito mis preocupaciones en Dios. Sea como sea, él estará despierto toda la noche». Recuerde que Dios es nuestro auxilio en la tribulación. Si se angustia es porque no tiene a nadie en quien confiar.
Señor, perdóname porque me angustio. Gracias, Jesús, porque podemos traerte todas nuestras preocupaciones. Ayúdame a poner en primer lugar lo más importante y preocuparme por lo que realmente merece la pena. (Basado en Mateo 6:34).
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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