Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. Josué 1:9, NRV2000.
¿Hay en la historia de nuestra iglesia algún personaje al que puedas llamar «tu ¿favorito»? A ver si adivinas el mío:
- A los 21 años se convirtió en uno de los principales redactores de la revista oficial de nuestra iglesia.
- Llegó a ser uno de los intelectuales más brillantes de la denominación.
- Fue el primer misionero adventista oficial de ultramar.
¿Su nombre? John Nevins Andrews. Por razones de salud, John tuvo que abandonar la escuela a los once años. Pero este hecho no lo desanimó. Por pedido de él, su padre le compró libros. Fue así como aprendió hebreo, griego y latín para comprender mejor las Sagradas Escrituras. Cada día se levantaba muy temprano para estudiar y, según escribe Adriel Chilson, «doquiera que iba llevaba consigo Un libro y, cada vez que tenía un momento libre, aprovechaba para leer» (They Had a World to Win [Ellos tenían un mundo que ganar], p. 58).
Por ello no sorprende saber que cuando tenía penas catorce años, John ya era un reconocido predicador. Llegó a ser uno de los teólogos y escritores más respetados de los primeros años de nuestra iglesia. Su conocimiento de la Biblia era tan amplio que se llegó a decir que podía repetirla de memoria. Para escuchar de sus propios labios la verdad del asunto, otro pionero de la iglesia, Juan Loughborough, le preguntó:
—Dime John, ¿es verdad que puedes repetir la Biblia de memoria? —Bueno, si el Nuevo Testamento fuera destruido, creo que podría reproducirlo palabra por palabra. En cuanto al Antiguo, no podría decir lo mismo (Everett Dick, Fundadores del mensaje, pp. 212, 213).
¡Qué tremendo! Si a esto añadimos que aprendió francés, italiano y alemán cuando fue misionero en Europa, la conclusión obligada es que J. N. Andrews demostró lo mucho que un joven puede hacer cuando decide vivir para la gloria de Dios. ¡Bien ganado tuvo el honor de que nuestra universidad insignia (la Universidad Andrews) lleve hoy su nombre!
¿Tienes pocos talentos? ¿Eres parte de una familia pobre? ¿Tienes algún impedimento físico? No te desanimes. Dios quiere que te esfuerces y que seas valiente, porque él promete estar contigo dondequiera que vayas (Jos, 1:9).
Señor, dame valor para llegar a ser todo lo que tú quieres que yo sea.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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