miércoles, 14 de marzo de 2012

SÍNTOMAS FÍSICOS

«El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar ir libres a los quebrantados y romper —todo yugo?» (Isaías 58:6).

Tenga en cuenta que el llamamiento de Dios no es para que el pueblo dejara de comer, sino para que no pecara más. El ayuno, el llanto y la lamentación no son más que signos externos de lo que sucede en el corazón.
Si decide participar en un ayuno espiritual, es preciso que tenga en cuenta algunos aspectos físicos de suma importancia:
  • Si el ayuno se prolonga por más de una o dos comidas y toma algún medicamento con regularidad o está bajo control facultativo, será conveniente que lo comente con su médico.
  • Al inicio del ayuno es probable que experimente síntomas desagradables como mareos, dolor de cabeza o náuseas. Si su estado general de salud es bueno, no permita que el malestar físico haga mella en su propósito. Esos síntomas suelen desaparecer.
  • Recuerde que, en parte, el hambre es una cuestión de hábito. En las primeras etapas del ayuno es posible que sienta hambre a las horas en que suele comer. Si no cede al impulso, la sensación acabará por desaparecer. A veces es posible «engañar» al estómago bebiendo solo un vaso de agua.
  • Durante un ayuno algunas personas solo beben agua. Otros toman varios tipos de líquidos, como por ejemplo jugo de frutas. Deberá encontrar la solución que mejor se adapte a sus necesidades.
  • Antes y después del ayuno es importante escoger alimentos que eviten el estreñimiento.
  • Abandone gradualmente el ayuno. Empiece con una dieta blanda, con comidas ligeras y fáciles de digerir. Cuanto más se prolongue el ayuno, tanto más cuidado deberá poner en este aspecto. Comer demasiado después de un ayuno puede ser causa de molestias físicas graves y la pérdida de sus beneficios.
El ayuno puede repercutir positivamente en nuestra vida de oración, ya que mientras nos abstenemos de ingerir alimentos podemos centrarnos en los aspectos espirituales de nuestra vida. En su sentido más amplio, el ayuno pone a un lado todos los obstáculos a la oración. «Señor, tú eres mi pan y mi agua, eres mi vida entera». Basado en Mateo 6: 16-18

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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