Mirad, velad y orad, porque no sabéis cuando será el tiempo (Marcos 13:33).
Algunos creyeron que no llegaríamos a ver un nuevo siglo. Afirmaban que el mundo llegaría a su fin al concluir el año 1999 y que al iniciar el año 2000 se acabaría el mundo.
En muchos países se especulaba que habría una gran escasez de alimentos y de agua. Algunos construyeron alacenas más grandes con el fin de almacenar víveres. En los supermercados el agua embotellada comenzó a escasear, al igual que la comida enlatada y otros productos de primera necesidad. Por todas partes se escuchaban comentarios respecto a los acontecimientos que sobrevendrían.
En algunos países desarrollados se percibía una gran tensión y se vivían horas de ansiedad esperando la llegada del nuevo siglo. No tan solo los no cristianos se preocupaban, sino que también muchos creyentes se preguntaban: ¿Será verdad que estamos frente a una gran crisis y a una escasez de todo? ¿Qué será de mí y de mi familia? ¿Será verdad que Cristo ya viene? Pero el año 2000 llegó, y conforme pasaron los días todos se fueron dando cuenta de que la alarma sencillamente era infundada. Nada sucedió.
Elena G. de White afirma que es una presunción ocuparse de suposiciones y teorías acerca de temas que Dios no nos ha revelado en su Palabra y que no necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro futuro.
«Los que trabajan para Dios no deben perder tiempo especulando acerca de qué condiciones imperarán en la nueva tierra. Es una presunción entregarnos a suposiciones y teorías referentes a asuntos que el Señor no reveló. Él hizo toda provisión para nuestra felicidad en la vida futura, y no hemos de especular acerca de sus planes para nosotros. Ni tampoco hemos de medir las condiciones de la vida futura por las condiciones de esta vida» (Obreros evangélicos, p. 329).
Si nuestra fe está cimentada en Cristo Jesús no tenemos nada que temer, ya que él cuida de nosotras y proveerá para todas nuestras necesidades. Con gozo hemos de esperar su venida en las nubes, junto con sus ángeles. «Entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube con potestad y majestad y gran gloria» (Luc. 21:27).
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por María Felix Denneny
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