miércoles, 7 de marzo de 2012

PAZ Y SEGURIDAD

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo (Juan 14:27).

Se cuenta que en cierta ocasión un rey ofreció una buena suma de dinero al artista que pintara el cuadro que mejor representara la paz. Varios acometieron la tarea y al final dos obras llamaron la atención del monarca. El rey tendría que escoger una de ellas.
En la primera se podía apreciar un lago tranquilo que reflejaba serenidad y armonía. Alrededor del lago se veían majestuosas montañas bajo un cielo que mostraba nubes parecidas a motas de algodón. Todos los que vieron el lienzo estuvieron de acuerdo en que ciertamente reflejaba paz.
El segundo también incluía montañas, pero eran escabrosas. En el cielo se podía ver un torbellino de nubes amenazando tormenta. Frente a las montañas, una cascada de agua mostraba remolinos y borbotones entre las rocas. Aquel espectáculo en absoluto no constituía una muestra de paz.
El rey se incorporó para ver más de cerca este segundo cuadro. Observó que cerca de la caída de agua había un matorral que crecía entre las grietas de una roca. Allí, un ave había construido su nido. En medio del torrente, aquella criatura estaba echada en su nido, en perfecta paz.
Un pastor amigo mío dijo en cierta ocasión: «La vida no es fácil. Hay momentos en que sentimos que habría sido mejor quedarnos en el vientre de nuestra madre. Pero debemos seguir viviendo. Esto último implica enfrentarnos a la posibilidad de que nos hagan daño, o quizá hacerle frente a una tormenta que eche por tierra nuestras más caras ilusiones. Sin embargo, en todo ese camino difícil que es la vida, Dios promete que nunca nos abandonará».
El segundo cuadro obtuvo el premio. Ante el asombro de todos, el rey explicó: «La paz no significa estar en un lugar donde no haya ruido, dificultades, o problemas. La paz significa que, en medio de cualquier situación, estaremos tranquilos y seguros ».
Por eso el Señor dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo».
Amiga, Dios es el único camino en el que podrás encontrar la paz interna, la paz del corazón.

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