Donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón. Mateo 6:21.
«¿Para qué estoy yo en este mundo?» El pastor Karl Haffner narra una historia que ilustra muy bien la importancia de responder esta importante pregunta. Es la experiencia de un exitoso hombre de negocios llamado Robert Buford. Robert vivía en una lujosa mansión, manejaba automóviles caros, y no le faltaba nada de lo que uno llama «los bienes de este mundo». Pero tenía un problema. Aunque era cristiano, sentía que había un vacío en su vida.
En su afán por encontrar respuestas, Robert contrató a un experto en planificación estratégica llamado Mike. Se reunieron y conversaron largamente. Entonces Mike, el experto, tomó un lápiz y un papel, dibujó una caja y le preguntó a
Robert:
—¿Qué hay en tu caja?
La pregunta tomó por sorpresa a Robert. Entonces Mike explicó que para cada individuo, empresa o institución, hay un valor supremo en la vida. Ese algo es la prioridad número uno.
—Robert —preguntó Mike— en tu vida, ¿cuál es ese valor supremo, tu prioridad número uno? De acuerdo a lo que me has dicho, por momentos pareciera ser el Señor Jesús, pero por momentos pareciera ser el dinero. ¿Qué hay en tu caja?
Las palabras de Mike dieron en el clavo. Por primera vez en su vida Robert entendió que había estado intentando servir a dos señores: a Dios y al dinero. Ahora
debía decidir.
—Bueno, si se trata de escoger solo uno —respondió— en mi caja pondré al Señor Jesús.
Dice el relato que cuando Robert decidió qué ocuparía el lugar de honor «en su caja», entonces fue fácil para él conocer el propósito y la razón de ser de su vida: glorificar el nombre de Dios por medio de sus talentos y posesiones (Soul Matters [Asuntos del alma], pp. 16, 17).
¿Qué hay en tu caja? Es decir, ¿qué o quién ocupa el primer lugar en tu vida? Si no es Dios, entonces algo, o alguien, está ocupando el lugar de honor que solo Dios se merece. Te animo a colocar a Dios en el trono de tu corazón. Dos cosas muy buenas ocurrirán si lo haces. Una, sabrás para qué naciste en esto mundo. La otra, todo lo demás que necesites (amor, salud, realización personal éxito...) «vendrá por añadidura)
Señor Jesús quiero que seas el número uno en mi vida.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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