«El les dijo: “Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es sábado el día de reposo consagrado a Jehová; lo que tengáis que cocer, cocedlo hoy, y lo que tengáis que cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobre, guardadlo para mañana» (Éxodo 16:23)
Repasando la historia de los israelitas y el maná podemos sacar una gran lección sobre la preparación del sábado. En el sexto día se depositaba una cantidad doble de maná y el pueblo tenía que reunir doble ración. En la actualidad, el Señor es tan escrupuloso con respecto a su sábado como lo era en tiempos de los hijos de Israel.
¿Sabe usted cómo hacer que el sábado lo bendiga doblemente? Una de las bendiciones procede de las propias horas del sábado y la otra se obtiene con la preparación de su llegada. Dos de nuestros hijos viven en otro estado, por lo que se puede imaginar cuánto nos alegramos cuando nos visitan. Varios días antes de su llegada mi mujer se afana limpiando sus habitaciones y yendo a la tienda de comestibles. Hemos descubierto que la preparación es ya la mitad de la diversión.
Cuando yo era niño, el viernes era un día de es preparación. Dábamos betún a los zapatos y preparábamos la ropa. Mi madre hacía limpieza general a la vez que se pasaba el día en la cocina, horneando y cocinando deliciosos manjares. Finalmente, cuando el sol estaba a punto de ponerse nos llamaba y nos sentábamos para adorar juntos al Señor.
En la actualidad, muchas mujeres trabajan fuera de casa y los esposos tienen un largo trayecto desde casa al trabajo. Es probable que ni siquiera puedan llegar antes de la puesta de sol. Si tenemos en cuenta esto, es imposible prepararse para el sábado como antes. Por tanto, en casa, la preparación para el sábado empieza ya el jueves con las compras semanales y también alguna que otra limpieza a fondo. El viernes por la tarde nos ocupamos de los asuntos de última hora. A mí me toca pasar la aspiradora y acabar las limpiezas que quedaron pendientes el jueves por la noche.
Sabemos a qué hora aproximada llegan nuestros hijos que viven fuera de la ciudad y nos aseguramos de estar en casa para encontrarnos con ellos. Con el sábado se aplica un principio similar. Si todavía no tiene la costumbre de orar y hablar con Jesús cuando empieza el sábado, insisto en que lo intente. Es algo que esperará toda la semana porque en ese momento se reunirá con todo el cielo en el descanso y la alabanza. Basado en Mateo 12:8
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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