jueves, 19 de abril de 2012

¿MUROS O PUENTES?


Porque Cristo es nuestra paz: de los dos pueblos ha hecho uno solo, derribando mediante su sacrificio el muro de enemistad que nos separaba. Efesios 2-14, NVI

¿Muros o puentes? ¿Qué estamos construyendo en nuestras relaciones sociales? ¿La siguiente historia, que narra el pastor Robert Folkenberg, puede ayudarnos a responder. Es el relato de dos granjeros que habían sido muy buenos amigos, pero que ahora ni siquiera querían verse, y todo por una vaca que cada uno reclamaba como suya. Las cosas habían llegado a un punto tan malo que construyeron un canal para separar las dos casas.
Cierto día llegó a la finca de uno de los granjeros un carpintero en busca de trabajo. 
—Con mucho gusto le daré trabajo —le dijo el granjero—. Tome esta madera y construya una cerca que me impida ver la casa de mi vecino. 
—Muy bien —contestó el carpintero.
El carpintero trabajó todo el día. Cuando terminó, vino el granjero a evaluar su obra. Lo que vio casi le dio un ataque. ¡En vez de una cerca, el carpintero había construido un puente sobre el canal! Ya estaba a punto de reclamarle, cuando apareció el vecino, cruzando el puente recién construido.
—Eres demasiado bueno —dijo el hombre—. Tan mal que yo me he portado contigo y mira lo que has hecho. Por favor, discúlpame, y quédate con la vaca como señal de mi amistad.
A todas estas, el carpintero comenzó a recoger sus herramientas. Al verlo, el granjero que lo había contratado le dijo:
—Gracias por lo que hizo. Me gustaría que se quedara. Tengo otros trabajos para usted.
—Lo siento —respondió el carpintero—. Hay muchos otros puentes que todavía debo construir («Le contemplaremos», Revista adventista, ed. interamericana, noviembre de 1990, p. 11).
Puentes. ¿Hay alguno que tengas que construir hoy? ¿Alguna relación en la que, en este mismo momento, hay un muro, cuando en realidad debería haber un puente? Si este es el caso, alguien tiene que tomar la iniciativa de construir el puente. A fin de cuentas, ¿qué motivo tan grave los separó? Como el caso de los dos granjeros, ¿permitirán que una simple «vaca» los siga separando?
Y si es de Dios que te has alejado, entonces, como bien sabes, no hay que construir un puente, porque Dios ya lo construyó. Ahora mismo, con los brazos abiertos, el amante Padre celestial te espera, listo para celebrar.
Padre celestial, ayúdame a construir puentes en lugar de muros de separación.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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