He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros. (Isaías 49:16).
¡Qué maravillosas promesas y qué seguridad nos ofrece la Santa Biblia! La Palabra de Dios nos asegura que contamos con la amplia protección divina.
En marzo del año 2006 mi esposo salió muy temprano en la mañana para someterse a algunos exámenes médicos en el hospital de la localidad. Mientras regresaba a casa en su bicicleta, un auto lo chocó por detrás. Él recuerda cómo salió despedido, para luego caer al pavimento donde quedó inconsciente. Después de un buen rato recobró el conocimiento ya en el hospital. Allí le hicieron radiografías y varias pruebas que únicamente diagnosticaron un golpe en la cabeza. Creo que Dios hizo un milagro para que un hombre de su edad no sufriera daño cerebral alguno tras aquel accidente. Dios aparentemente colocó un colchón en el lugar donde aterrizó mi esposo, pues no sufrió ninguna fractura.
Hermana, ojalá podamos confiar siempre en la hermosa promesa de que el Señor no permitirá que nuestros pies siquiera tropiecen con una piedra. «La ternura de Dios para su pueblo, su incesante cuidado, las riquezas de la sabiduría de los métodos que empleó para conducirlos hacia él, demandan nuestras ofrendas de gratitud, expresadas en la más ferviente dedicación para servirle con toda la humildad de la mente y contrición del alma. El Señor es bondadoso y quiere que su pueblo represente su bondad amante, reconociendo a Dios en felices acciones de gracias. Todos los que aprecien los favores de Dios serán un pueblo feliz» (A fin de conocerle, p. 128).
«"Dios es amor" está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que su perfección perfuman el ambiente, los grandes árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todo ello atestigua el tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y su deseo de hacer felices a sus hijos» (El camino a Cristo cap. 1, p. 15).
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Débora Sobón
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