sábado, 26 de mayo de 2012

INSTRUMENTOS DEL AMOR DE DIOS


[Dios] nos consuela en todos nuestros sufrimientos, pana que nosotros podamos consolar también a los que sufren. 2 Corintios 1:4

Joni era una jovencita de apenas 17 años cuando todos los sueños de su vida se desmoronaron como un castillo de arena. Apenas habían transcurrido unos meses después de su graduación cuando, al intentar zambullirse, se golpeó la cabeza con tanta fuerza que quedó cuadripléjica de por vida.
¡Condenada a una silla de ruedas de por vida! Durante los meses que siguieron, la muchacha alegre y llena de vitalidad perdió la sonrisa. Incapaz siquiera de mover sus manos, Joni llegó al punto de desear la muerte. Entonces apareció Esteban, un joven de 16 años, sin ninguna experiencia en esto de dar consejos, pero con inmensos deseos de ayudar. Al poco tiempo nació entre ellos una linda amistad. Joni preguntaba y Esteban, con la Biblia en mano, respondía lo mejor que podía a las inquietudes de su amiga.
Cierto día, mientras estudiaban la Biblia, Esteban leyó 1 Tesalonicenses 5:18: «Den gracias a Dios por todo». Entonces lanzó la bomba:
—Bien, Joni, ¿no crees que ya es hora de darle gracias a Dios por tu silla de ruedas?
—¿Dar gracias a Dios? Yo no siento que debo dar gracias —replicó Joni.
—El texto no dice que tenemos que sentirlo. Dice que tenemos que hacerlo.
—¡Pero cómo dar gracias si no entiendo por qué me está pasando esto!
—Tampoco tienes que entenderlo. Solo debes creer que Dios está guiando tu vida.
Entonces Joni oró dando gracias a Dios. Con el tiempo Joni cultivó el hábito de agradecer a Dios por todo. Cuando abandonó el hospital, ya estaba convencida de que Dios tenía un plan para su vida. Tomó la decisión de brindar a otros la misma ayuda que ella había recibido en los momentos más difíciles de su vida (Joni Eareckson Tada, Signs of the Times [Señales de los tiempos], diciembre de 1989, p. 25).
Joni es la fundadora de Joni y sus amigos, una organización que durante más de cuarenta años ha brindado ayuda a los discapacitados. Ha escrito más de treinta libros, y dirige un programa de radio con una audiencia que supera el millón de oyentes por semana.
¿Quién dijo que para llegar a ser útiles en esta vida necesitamos ser superdotados? Demos gracias a Dios por nuestros talentos, pongámonos en sus manos, y pidámosle que nos use hoy como instrumentos de bendición dondequiera que nos encontremos.
Señor, quiero ser hoy un instrumento de tu amor. Ayúdame a lograrlo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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