jueves, 3 de mayo de 2012

¡LEJOS DEL ÁRBOL!


Padre […], no nos expongamos a la tentación, sino líbranos del maligno. Mateo 6:9,13.

Una versión de la Biblia dice «No nos metas en tentación» (RV60). Otra «No nos dejes caer en tentación» (NRV2000). Y todavía otra: «No nos expongas a la tentación» (DHH). Pero ninguna dice: «Sácanos de la tentación». Y hay una gran diferencia entre una cosa y la otra.  Nadie mejor que Eva, la esposa de Adán, para explicar la diferencia.
Mientras ella y su esposo se mantuvieran lejos del árbol prohibido, nada podría lograr el tentador.  Cerca del árbol, otra sería la historia. Por esta causa, la orden de Dios debería entenderse en su sentido pleno: ¡Ni siquiera debían acercarse del árbol!
¿Qué pasó en el caso de Eva? ¿No entendió bien la advertencia? El libro Patriarcas y Profetas (p.33) nos da la respuesta.  Allí se dice que…
  1. Eva sabía que no debía alejarse de su esposo.
  2. Inconscientemente se alejó de Adán.
  3. Cuando se dio cuenta del peligro que corría, «desechó sus temores, diciéndose a sí misma que tenía suficiente sabiduría y poder para comprender el mal y resistirlo».

Doble error: colocarse en terreno prohibido, y no huir inmediatamente, al percatarse del peligro que corría.  Le dio al tentador una oportunidad y este, ni corto ni perezoso, no la desperdició.  ¿Podía Eva, aun estando cerca del árbol, pedir ayuda a Dios?  Claro que sí, pero el punto es que ya estaba en gran desventaja.  No es lo mismo orar: «Dios, no me dejes caer en tentación», que orar: «¡Dios, por favor sácame de esta tentación!».  En el primer caso, estás lejos del árbol; el segundo, estás tan cerca que el solo aroma del fruto prohibido te hace agua la boca.
Cuando el pulso te late aceleradamente y la adrenalina circula a toda velocidad, la oración a Dios para que te saque del aprieto muy probablemente no pasará del techo.  Y no es que Dios no quiera librarte; es más bien que a estas alturas del juego en realidad tú no quieres que te libre.
¿Cuál es tu árbol prohibido?¿Algún lugar en especial? ¿Momentos a solas con alguien en particular? ¿Cierta clase de amigos? ¿Cierta clase de películas, o de música o de revistas?  Cualquiera sea, permanece LEJOS DEL ÁRBOL PROHIBIDO, tanto como sea posible.
Señor, sea cual fuera mi árbol prohibido, ayúdame a mantenerme LEJOS de su presencia.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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