«Y extendiendo su mano hada sus discípulos, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos"» (Mateo 12:49).
Mi esposa y yo damos gracias a Dios por la familia que tenemos: cuatro hijos y ocho nietos. Durante cinco años vivimos en Santiago de Chile, por lo que todos mis hijos hablan español. Debido a los muchos años que vivimos como misioneros, pasamos mucho tiempo juntos y somos una familia muy unida. Hace ya tiempo que volvimos a los Estados unidos, pero una cosa que echo de menos de otras culturas es que sus familias tienden a estar más unidas.
Con todo, una familia demasiado unida puede tender a cerrar las puertas a quienes no son parientes. Esto se hace evidente en algunas congregaciones, en las que las familias preeminentes ejercen el liderazgo como si la iglesia fuera su predio particular.
Jesús tenía una familia. Sabemos que tenía una madre, un padre y varios hermanos. Un día, mientras Jesús estaba enseñando a la gente, alguien lo interrumpió para decirle que su madre y sus hermanos estaban fuera y querían verlo. Estoy seguro de que la persona estaba convencida de que, dándole el recado a Jesús, le hacía un favor. Puede que la respuesta de Jesús sorprenda a algunos.
«Respondiendo él al que le decía esto, dijo: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?" Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: "Estos son mi madre y mis hermanos, pues todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre"» (Mat. 12:48-50).
Jesús no era ni descortés ni desconsiderado. Recuerde que, mientras agonizaba en la cruz, una de las últimas cosas que hizo fue pedirle al apóstol Juan que se hiciera cargo de su madre. No, lo que Jesús decía ese día era que para ser miembro de su familia no es preciso que exista un vínculo de sangre. Cualquier persona que hace la voluntad del Padre celestial es miembro de la familia de Jesús. Esto significa que ser un miembro de la familia de Cristo es una relación espiritual. Y eso también significa que, si usted es viudo, en Cristo usted tiene una familia. Si usted vive en una familia que no es creyente y sus parientes no lo aceptan como cristiano, en Cristo tiene una familia. El compositor Bill Gaither escribió estas palabras extraordinarias: «Soy feliz de tener la familia de Dios. / Me limpió en su sangre, me transformó. / Soy heredero con Jesús, el Señor, / porque soy su familia, familia de Dios». Basado en Mateo 12: 46
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
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