«¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano!» (Isaías 55: 6).
Mi esposa creció en una familia con cuatro hijas y sin ningún hermano. Cuenta que cuando todas eran adolescentes tenían una talla similar y solían intercambiarse la ropa. Por lo general, la cosa iba bien excepto cuando todas querían el mismo vestido. Llegaron a la conclusión de que los intercambios se tenían que reservar para las emergencias.
Cuando las damas de honor necias se dieron cuenta de que se les había acabado el aceite, pidieron a las sabias que les dieran un poco de su aceite, pero estas no accedieron. En realidad, las damas de honor sabias sentían compasión por ellas y querían ayudarlas en el mal paso, pero respondieron: «No podemos compartir el aceite porque entonces nosotras tampoco tendremos suficiente». Luego sugieren: «¿Por qué no van y compran más?».
Los que quieren ser salvados tienen que prepararse; esto es, necesitan un corazón arrepentido para poder recibir la gracia y el perdón de Dios. Aunque nos rodeen buenos amigos y familiares que oran por nosotros a diario, la preparación personal es una necesidad vital para la salvación. El justo vivirá por su fe. Cada uno tiene que dar cuenta de sí mismo y, por lo tanto, debe preparar su propio corazón. Ese día nadie podrá responder por nosotros. El aceite del Espíritu Santo nos lleva al arrepentimiento para que podamos recibir la gracia de Dios. Esta se aplica solo a aquellos pecados de los que nos hemos arrepentido. Por eso no podemos compartir el aceite. Por mucha gracia de que se disponga, nunca se tiene de sobra. Dios da gracia a cada uno según su arrepentimiento. Algunos creen que pueden beneficiarse de las buenas obras y la justicia de los santos. Pero los sabios entienden que solo tienen aceite para ellos mismos y nadie más.
Pero nótese que las damas de honor sabias no reprenden a las necias por no estar preparadas y no se envanecen por el hecho de que ellas han sido previsoras. En su lugar, les dan el mejor consejo que pueden en tales circunstancias. Quienes cometen errores necios en los asuntos del alma son más objeto de compasión que de insulto.
¿Qué hacemos para animar a otros a prepararse para la llegada del Novio?. Basado en Mateo 25:1-13
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
No hay comentarios:
Publicar un comentario