lunes, 9 de julio de 2012

GOZO EN MEDIO DE LA PRUEBA


Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en la fe, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo (Romanos 15:13).

El ser humano anhela el gozo y la paz, y estas cosas las encuentra únicamente cuando se entrega a Dios. El apóstol Pablo les explica a los gálatas que no es posible vivir gozosamente mientras satisfacemos los deseos de la carne, y que el gozo es uno de los frutos del Espíritu que se manifiestan en la vida del cristiano.
Muchas veces, ese mismo gozo se pone a prueba. Aunque es muy fácil sentir y experimentar el gozo divino cuando la familia está unida y disfruta de buena salud, cuando tenemos un empleo seguro y cuando vemos que todos nuestros planes marchan a la perfección, sin embargo, si un hijo enferma, si perdemos el trabajo o si no hay dinero, entonces nuestro mundo se derrumba y no sabemos qué hacer. ¿De dónde entonces podría surgir el gozo del cristiano en medio de pruebas? De su relación con el Señor, de la comunión diaria con aquel que fue llamado «varón de dolores». Jesús disfrutaba de gozo sin importar las circunstancias, gracias a la comunión que sostenía con su Padre.
El Maestro desea que su gozo sea también el de sus discípulos (ver Juan 17:13). Nos consuela la idea de que el dolor, el sufrimiento, la muerte y todos los trágicos frutos del pecado serán borrados. Ese día, el mismo Dios enjugará toda lágrima, y el universo se llenará de un gozo eterno y ni sombras. Cualesquiera que sean las circunstancias en que nos toque vivir, el gozo es un don de Dios para todos los que confiamos en él. Incluso cuando Jesús se enfrentó a la agonía de la cruz, pensaba en el gozo eterno de los redimidos: «Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto» (Juan 15:11).
Apreciada hermana, te ánimo para que hoy hagas una lista de aquellas cosas que son una fuente de gozo para ti.  Descubrirás que hay mucho por lo que debemos ¡estar siempre gozosos!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Margely Vacca Archiva

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