«Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad» (1 Juan 3:18).
Todo el mundo admira la obediencia de los perros hacia sus amos. Un día un caballero conoció a un hombre cuyo perro acababa de morir en un incendio forestal. Afligido, el hombre explicó cómo había sucedido. Como trabajaba al aire libre, solía llevar al perro consigo. Aquella mañana, dejó al animal en un claro y le ordenó que se quedara a vigilar la bolsa donde llevaba el almuerzo mientras él entraba en el bosque. Entonces se declaró un incendio y pronto el fuego se extendió al lugar donde estaba el perro, pero él no se movió. Se quedó dónde estaba, en perfecta obediencia a la palabra de su amo. Con ojos llorosos, el dueño del perro dijo: «Tendría que haber ido con cuidado al darle la orden, porque sabía que la obedecería al pie de la letra».
La obediencia es característica de los que aman a Dios y el punto de partida de la verdadera santidad. «Al obedecer a la verdad, mediante el Espíritu, habéis purificado vuestras almas para el amor fraternal no fingido. Amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro» (1 Ped. 1:22).
Las personas que dicen que han recibido a Cristo como su Salvador y, sin embargo, persisten a sabiendas en la desobediencia, de hecho, no lo han recibido en absoluto. Cuando Jesús nos perdona, también nos da el espíritu de obediencia.
¿Es posible que la obediencia a Dios llegue a ser excesiva? ¡De ningún modo! Las Escrituras dicen:
« El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel» (Luc. 16:10). Esto es así porque el todo es la suma de sus partes. La persona que es obediente en las cosas pequeñas es obediente; y no hay más que decir. La persona que es desobediente en las cosas pequeñas, sencillamente es desobediente.
¿Se salvarán los desobedientes? La respuesta es sí y no. Dios salvará a quienes vivieron según la luz que recibieron, pero no puede salvar a quienes desobedecen deliberadamente. En realidad, quien persiste en la desobediencia, combate lo que Jesús intenta hacer con su vida, porque con él siempre se siente el deseo de obedecer.
Usted sabrá si tiene a Jesús y si quiere obedecerlo. Basado en Lucas 6:46
Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill
No hay comentarios:
Publicar un comentario