martes, 7 de agosto de 2012

DIOS TE AYUDA A PERDONAR


Mejor es un día en tus que mil fuera de ellos. Escogería antes estará a la puerta de la casa de mi Dios que habitar donde reside la maldad. (Salmo 84:10).

Cuando terminó el sábado llegué a la conclusión de que había sido un día muy bendecido. Durante aquella semana me había sentido desanimada por circunstancias tanto del trabajo como de la iglesia. Por primera vez en mi vida había decidido no asistir al templo, e incluso ya había apartado varios libros religiosos para dedicarme a la lectura durante toda la mañana.
Sin embargo, como a eso de las diez, no me podía concentrar y recordé lo que una amiga me había dicho la noche anterior: «No dejes de asistir, porque podría convertirse en una costumbre». Sus palabras resonaban en mis oídos, por lo que decidí alistarme para asistir a una iglesia cercana a mi casa, pues ya era algo tarde.
Al llegar al templo noté que había una mesa cubierta con un mantel blanco, lista para celebrar el servicio de la Cena del Señor. Durante el sermón me mantuve orando a Dios diciéndole: «Señor, no quiero perdonar a las personas que me han hecho daño y que han levantado un falso testimonio contra mí. Sin embargo, sé que debo perdonarlas. No deseo participar de este rito, pero si tú crees que debo hacerlo me lo harás saber».
Cuando terminó el sermón todos salieron para realizar el rito de humildad. Viviana, la directora de jóvenes de aquella iglesia, vino a saludarme y me preguntó: «¿Vas a participar?». Le dije que no tenía con quién realizar el rito de humildad y respondió: «Pues aquí estoy yo». Me di cuenta de que Dios nos toma de la mano y nos guía si se lo permitimos.
A la hora del almuerzo otra amiga se me acercó para invitarme a cantar en su iglesia. Era un día de ayuno y oración en aquella iglesia, por lo que a la salida se les iba a entregar a los asistentes un pedazo de pan y algunas uvas. Al ver a las hermanas atareadas repartiendo aquellos productos me ofrecí a ayudar y eso me fortaleció. Cuando regresé a casa agradecí a Dios por darme la oportunidad de perdonar y por reavivarme espiritualmente. Si hoy te sientes desanimada por alguna circunstancia, alaba a Dios y habla con él para recibir el poder que necesitas para mantenerte firme en la fe.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Fabiola Fernanda Quinto

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