"Te conozco pon tu nombre. Éxodo 33:17 RV2000
Cuando era adolescente, me tocó estudiar mis primeros dos años de secundaria en un colegio público. Allí las cosas no marcharon bien para mí.
No recuerdo que los profesores me hayan llamado por mi primer nombre una sola vez. Tampoco que hayan dedicado un solo minuto fuera del tiempo de clases para brindarme algún tipo de ayuda. Nunca me sentí parte del colegio y, al recordar esos días, no me sorprende que mis calificaciones hayan sido tan pobres.
Entonces ocurrió un hecho que marcó mi vida para siempre. Mis padres me inscribieron en una institución donde las cosas eran muy diferentes. Todavía recuerdo el impacto que sentí cuando, prácticamente desde el primer día de clases, los profesores me llamaron «Fernando». Mayor aún fue la sorpresa cuando a la hora del receso los profesores se mezclaron con los alumnos para jugar al basquetbol, al fútbol, al voleibol y a otros deportes. Cuando terminó el año escolar, yo no solamente contaba con la amistad de los profesores y los alumnos, sino que mi rendimiento académico había mejorado de manera notable.
Todavía conservo la amistad de algunos de los profesores que me enseñaron durante esos años. Y jamás olvidaré lo que hicieron para fortalecer mi estima propia y mi sentido de valor como persona.
¿Por qué te estoy contando estas cosas? Por la relación que tiene esta experiencia con un hecho todavía más grandioso, que tú y yo y cada ser humano podemos disfrutar. Me refiero a establecer una amistad estrecha con un Dios que nos ama profundamente y nos conoce en forma personal. Es un Dios que no miente cuando dice: «Te conozco por tu nombre» (Éxo. 33: 7, RV2000).
Dios se interesa en todo lo que es importante para ti: tu familia, tus estudios, tus temores, tus anhelos, tus sueños; le importan tus alegrías y tristezas; tus desengaños Sentimentales y tus fracasos académicos. Nada que te suceda escapa a su atención. ¿Puede haber en esta vida una verdad más gloriosa? ¡El Rey del universo es tu Padre celestial! Y puedes presentarte ante su trono en cualquier momento, bajo cualquier circunstancia, porque eres su hijo amado te conoce por tu nombre.
Gracias, Padre celestial por interesante en mí. Ayúdame a recordar esta gran verdad hoy y siempre.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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