En todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37
No sé qué edad tienes, pero cualquiera sea, ya te habrás dado cuenta de que la vida está llena de desafíos. Apenas acabas de superar un obstáculo, cuando aparece otro mayor.
Esta realidad de la vida la ilustra muy bien una fábula que narra James Stuart Bell de dos cazadores que se toparon con un oso enorme. Un cazador trepó al primer árbol que encontró y el otro se escondió en una caverna cercana. Mientras tanto, el muy pícaro oso se sentó entre el árbol y la caverna.
Al cabo de un rato, el cazador que estaba escondido en la cueva salió disparado. Apenas vio al oso, regresó a la caverna con la misma velocidad con que salió. En cuestión de segundos, salió corriendo nuevamente. Asombrado por la extraña conducta de su amigo, desde el árbol el otro cazador le gritó:
—¿Estás loco? ¡Quédate en la cueva hasta que el oso se vaya!
-—¡No puedo! —respondió el hombre casi sin aliento—. ¡Hay otro oso dentro de la cueva y es más grande que este! (The One Year Men of the Bible [Devocional unual sobre los hombres de la Biblia], lectura para el 21 de abril).
Más allá de lo gracioso que pueda resultamos este relato, ¿no es verdad que a veces la vida se nos presenta igual de complicada? Los problemas aparecen de lado y lado sin que los hayamos invitado. Apenas has logrado huir de un «oso» cuando tropiezas con otro más grande.
Si estás atravesando por una situación tal, lee con atención esta cita del libro La educación, página 265:
«ESTE MUNDO NO ES UN DESFILE, SINO UN CAMPO DE BATALLA».
Me gustan esas palabras. Si alguien piensa que este mundo es una pasarela de esas que usan las modelos o las reinas de belleza para exhibir sus curvas, está muy equivocado. Esta vida es un campo de batalla, de desafíos a cada paso. Las victorias solo se logran con esfuerzo, a brazo partido.
Y ahora viene la buena noticia, la que completa el título de nuestra lectura para hoy: «La vida es difícil, pero ¡Dios está con nosotros!».
Al enfrentar los desafíos de este día, recuerda que el Rey del universo está de tu lado. Y si Dios está de tu parte, ¿quién podrá prevalecer contra ti?
«Gracias, Padre mío, por estar de mi lado»
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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