miércoles, 10 de octubre de 2012

DIOS HACE POSIBLE EL AMOR QUE TU HOGAR NECESITA


Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho (Juan 15:7).

Solo los que le han permitido a Dios que entre a su corazón por medio de la fe en su Hijo Jesús (solo los que han recibido el Espíritu de Cristo al creer en su muerte y su resurrección) pueden aprovechar el verdadero poder del amor. Jesús dijo: "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5). Y también dijo: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho" (Juan 15:7). Por medio de Cristo, Dios ha prometido habitar en tu corazón a través de la fe para que conozcas "ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que seas lleno de la plenitud de Dios" (Efesios3:19, RVR 1995).
Cuando te rindes a Cristo, su poder puede obrar a través de ti. Aun en tu mejor momento, no estás a la altura de los principios de Dios. Sin embargo, él "es poderoso para hacer todo mucho más de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros" (Efesios 3:20). De esa manera puedes amar a tu cónyuge. Así que este secreto inquietante (por más frustrante que parezca) tiene un final feliz para los que dejen de resistir y reciban el amor que Dios tiene para ellos. Esto significa que el amor que ha "derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos 5:5) está siempre a nuestro alcance, cada vez que elegimos someternos a él.
Sencillamente, no podrás hacerlo sin Dios. Quizá nunca le entregaste tu corazón a Cristo, pero hoy sientes que te atrae hacia él. Tal vez, por primera vez te des cuenta de que tú también has quebrantado los mandamientos de Dios, y que tu culpa impedirá que lo conozcas. Sin embargo, las Escrituras dicen que si te arrepientes y te alejas de tu pecado al volverte a Dios, él está dispuesto a perdonarte, gracias al sacrificio que hizo su Hijo en la cruz. Él te está buscando para que puedas recibir su amor y su perdón. Luego, podrás comunicárselo a la persona para quien fuiste llamado (a) a amar. Quizá, ya seas creyente, pero admites que te has alejado de tu comunión con Dios. No lees la Palabra, no oras, quizá ya ni siquiera vayas a la iglesia. El amor que corría por tus venas se ha ido reduciendo hasta llegar a la apatía. Lo cierto es que no puedes vivir sin él y no puedes amar sin él; pero Dios podría hacer cosas increíbles en tu matrimonio si depositas en él tu confianza.

Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur

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