Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. 1 Corintios 6: 19, 20, NVI
¿Cuál es el problema de que una joven tenga relaciones sexuales sin estar casada y que, además, termine embarazada?
Si hiciéramos esta pregunta a los amigos de la joven, muy probablemente algunos dirán que el error estuvo en terminar embarazada. Es decir, «al no cuidarse Si, en cambio, hiciéramos la misma pregunta a sus padres o abuelos, dirían que no debería haber tenido relaciones íntimas sin estar casada.
¿Por qué esa diferencia tan marcada de opiniones? Básicamente, porque nuestros padres y abuelos distinguían lo bueno de lo malo con la ayuda de principios y valores: el respeto, la responsabilidad, la integridad, la honestidad. Una conducta era buena si estaba de acuerdo con esos principios. Mala, si no lo estaba. Así de sencillo. No podía ser las dos cosas, ni tampoco una cosa u otra dependiendo de las circunstancias. Aprendieron de sus padres y maestros que las relaciones sexuales son correctas solo cuando se realizan dentro del matrimonio.
¿Por qué lo inaceptable ahora no solamente es aceptable, sino que además está de moda? Porque los mandamientos de la Palabra de Dios han sido puestos a un lado, y porque «la moral ha sido reemplazada por la preferencia individual» (Josh McDowell y Bob Hostetler, Rightfrom Wrong [Distinguir el bien del mal], pp. 13,14). Y cuando se pone a un lado la Palabra de Dios, solamente quedan opiniones apoyadas en el gusto y la preferencia de cada quien: «Haz lo que tu corazón te pide»; «Si te gusta, hazlo»; «No puede ser malo si todo el mundo lo hace»; «Disfruta el momento», etc. ¿Son esas razones de peso para que un joven decida tener relaciones sexuales antes de casarse?
¿Por qué, entonces, conviene esperar hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales, sin temores ni riesgos? Porque así lo dispuso Dios, el Creador, quien sabe lo que es mejor para nosotros sus criaturas.
EL SEXO ES UN REGALO DEL CIELO, PERO SOLO CUANDO SE PRACTICA COMO
DIOS MANDA.
Señor, ayúdame a honrarte con mi cuerpo y a cuidarlo como un tesoro muy valioso.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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