jueves, 25 de octubre de 2012

IDEALES ACARICIADOS


Instruye el niño en su camino, y ni aún de viejo se apartará de ti. (Proverbios 22:66).

Quizá en algún momento de nuestra vida hemos pensado cómo desearíamos que fueran nuestros hijos. Quizá al ver cómo actúan o hablan algunos jóvenes o adultos, pensemos: «Ojalá que mi hijo o mi hija, sea así cuando sea mayor».
Muchas de nosotras quisiéramos educar a nuestros hijos para que lleguen a ser hombres y mujeres «conforme al corazón de Dios». Sin embargo, cada día se hace más difícil cumplir con dicho objetivo, ya que la sociedad se ha convertido en un ente que determina lo que es correcto o incorrecto. Como resultado hemos ido olvidando lo que realmente Dios espera que les enseñemos a nuestros hijos. Piensa en las siguientes observaciones:
  • Ser madre es tu principal tarea. Es una ocupación de tiempo completo, así como el trabajo más importante que jamás puedas desempeñar.
  • Comparte con tu esposo la responsabilidad de aplicar los principios y normas cristianas en el hogar. Los hijos adquieren mayor confianza y seguridad si ven que sus padres les dan un mismo ejemplo y que aplican una misma escala de valores.
  • Educa a tus hijos tomando en cuenta los principios bíblicos. Cada decisión que tomes, deberías modelarla según lo que Dios nos pide y enseña en su Palabra.
  • Estudia la Biblia con tus hijos y ora con ellos. Identifica y analiza los principios prácticos que podrían aplicarse a sus vidas.
  • Dedica un tiempo especial para conversar con cada uno de tus hijos. Mantén la comunicación abierta con ellos. Eso te ayudará a estar enterada de sus necesidades e inquietudes.
  • Sé un ejemplo para tus hijos. Si el objetivo es enseñarles a que tomen decisiones basadas en la Biblia y a ser cristianos verdaderos, tendrás que ser su principal modelo a seguir.
  • Recuerda que los hijos son un préstamo de Dios y que cada uno es diferente. Debes educar, tratar y disciplinar a cada uno de acuerdo con sus características especiales.
  • Cumple lo que has prometido. Los niños juzgan continuamente a sus padres y a los adultos que los rodean. Recuerda que ellos te están observando y aprendiendo de ti.


Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa

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