Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer. Salmo 16:8
Veamos si puedes reconocer a este personaje:
- Cobra millones de dólares por película.
- Entre los muchos galardones recibidos se cuentan dos premios Osear como mejor actor (Tiempos, de Gloría, 1989; y Día de entrenamiento, 2001).
- Hace más de treinta años que está casado con la misma persona (esto no es usual en Hollywood)
- Lee la Biblia todos los días (¡esto es menos usual todavía!)
Leer un poco sobre la vida de esta estrella del cine me ha enseñado un par de lecciones. La primera, a ser más cuidadoso cuando opino sobre los famosos de Hollywood. Hasta ahora mi tendencia había sido considerar a todos esos artistas como un grupo de ateos millonarios que cambian de pareja casi con la misma frecuencia que cambian de automóvil.
La segunda reflexión es que el dinero y la fama no tienen por qué destronar a Dios del primer lugar en la vida de una persona.
¿Cómo ha hecho Denzel Washington para «sobrevivir» al ambiente secular de Hollywood? Cuando un periodista le preguntó de qué cosas se sentía más orgulloso en la vida, Denzel respondió: «De Dios, de mi familia y de mi profesión. En ese orden». Y cuando se le preguntó cómo enfrentaba los momentos difíciles, afirmó: «La fe en Dios me ayuda a comprender que las circunstancias no determinan mi felicidad, mi paz interior» (David Hochman, «Mantener la fe» Selecciones de Reader's Digest, febrero de 2008, pp. 68-75).
Señor, ocupa el lugar de honor en mi corazón, ahora y siempre.
¿Qué lugar ocupa Dios en tu orden de prioridades? Imagino que está en el tope de la lista. Pero me pregunto qué sucedería si la fama y el dinero tocaran a tu puerta. ¿Seguiría Dios ocupando el lugar de honor en tu corazón? Una manera sencilla de mantenerlo en primer lugar es leyendo su Palabra al comienzo de cada día. Esa es la fórmula de Dezel y, al parecer, también fue la del salmista: «Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer» (Salmo 26:8).
Señor, ocupa el lugar de honor en mi corazón, ahora y siempre.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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