«El ángel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero» (Apocalipsis 22:1, NVI).
¿No es hermosa? Hoy hemos entrado por las puertas de la Nueva Jerusalén y tenemos en frente la ciudad. Mira, un ángel se está acercando a nosotros. Qué brillante es. Quiere que lo sigamos. Me pregunto hacia dónde nos lleva.
¡Mira eso! ¡Es el trono de Dios! Postrémonos frente a él. Dios nos está pidiendo que nos levantemos y que veamos lo que el ángel nos está mostrando. Jamás había visto un río tan hermoso. ¡Qué agua tan pura! Puede verse claramente cada piedra; cada pez y cada planta. No hay ninguna clase de contaminación en él.
¿No desearías que los ríos, lagos y océanos de la tierra fueran así de limpios? A veces están tan contaminados que los peces se mueren y el agua no se puede ni tomar. Pero en el cielo todo es puro. ¿No te gustaría tener un corazón tan puro como el río de la vida? Deseo tanto poder vivir con Jesús. Quiero ser puro. Quiero conocer a Dios.
Bebe hoy abundantemente de las palabras de vida de Jesús. Puedes encontrarlas en la Biblia. Vive por Jesús y nos encontraremos en el cielo, junto al río de agua de vida.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush
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