Que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace (Santiago 1:6-8).
La historia que te conté hace algunos días sobre la curación milagrosa del general Fuller, cuando todavía era ateo, al principio me desconcertó. ¿Por qué Dios permite que sus hijos fieles mueran de enfermedades largas y dolorosas mientras que otros que no creen en él se curan milagrosamente? ¿Cuál es la relación entre la oración y la fe? ¿De verdad Dios contesta nuestras oraciones de acuerdo con nuestra fe? El general Fuller no tenía fe; sin embargo, Dios lo sanó milagrosamente.
Si te pones a pensar, Dios no necesita nuestra fe para realizar milagros en beneficio nuestro. Él es todopoderoso y soberano. No depende de nosotros ni lo limitamos para hacer su voluntad. La Biblia dice que ha hecho milagros en favor de personas que dudaban o no tenían fe. Analiza, por ejemplo, el primer diálogo entre Gedeón y el ángel (Jue. 6:11-27) o el de Moisés con Dios en el desierto (Éxo. 3:1-4: 17). Ninguno de ellos mostró mucha fe en sus palabras, pero él realizó milagros poderosos en su favor. El caso más interesante quizá sea el de Malco, sirviente del sumo sacerdote (Juan 18:1-11). Maleo no era seguidor de Jesús sino su enemigo. Había acudido a arrestarlo. Por supuesto, Malco no tenía fe en Cristo, pero cuando Pedro le cortó la oreja, el Maestro lo sanó milagrosamente. Entonces concluimos que los milagros de Dios no dependen de nuestra fe.
Si es así, ¿por qué dice Santiago 1:6,7 que sin fe nada recibiremos del Señor? Bueno, la razón me parece sencilla. Hay peticiones que Dios puede concedernos sin fe y otras que no puede darnos sin fe. Por ejemplo, Dios puede darnos salud sin que tengamos fe, pero no salvación. Dios puede darnos inteligencia aunque no tengamos fe, pero no sabiduría. Si te pones a pensar, las cosas que realmente valen la pena, aquellas que nos dan vida plena y durarán después de que este mundo se acabe, requieren fe de nuestra parte.
Las cosas importantes solo podemos recibirlas cuando confiamos lo suficiente en Cristo Jesús como para obedecerlo y poner nuestro futuro en sus manos. ¿Y tú, tienes fe? Si la tienes, Dios te dará mucho más de lo que imaginas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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