Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. Proverbios 3:6
Cuando era niña, con frecuencia nuestra directora del Club de Conquistadores nos llevaba de excursión. Recuerdo que muchas veces teníamos que sortear circunstancias imprevistas, como en aquella ocasión en que vimos una culebra a la orilla de nuestro sendero. En realidad no fue este hecho el que hizo que tal recuerdo se mantuviera intacto en mi mente hasta hoy. Lo que realmente dejó huella en mí fue la actitud de nuestra directora. Al ver el temor de los niños, se detuvo y, levantando sus brazos, nos dijo: «No tengan miedo, yo voy delante porque conozco el camino». Todos la seguimos confiadamente.
¡Qué agradable es encontrar a alguien que te muestre el camino cuando estás perdida o a alguien que te dé seguridad cuando tienes miedo! ¡Cuánta paz nos infunde! A nosotras las madres, las mujeres adultas y con experiencia, Dios nos ha llamado para ser guías de las que vienen detrás. No seamos piedras de tropiezo para las jovencitas sin experiencia que a veces se equivocan por falta de dirección. Démosles la mano y vayamos delante pisando fuerte sobre la senda segura, para generar en ellas seguridad y certidumbre.
¿Recuerdas lo que Rut, la moabita, dijo a su suegra? «¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti! Porque iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí seré sepultada. ¡Que me castigue el Señor con toda severidad si me separa de ti algo que no sea la muerte!» (Rut 1:16-17). ¡Qué tremenda declaración de alguien que tenía la convicción de que siempre sería guiada por la senda del bien y nunca a caminos de maldad! Además, qué grande debía de haber sido el testimonio de Noemí para que su joven nuera decidiera seguir a su lado, olvidándose del amor natural que seguramente sentía por su familia de origen.
Nosotras hoy tenemos la misma responsabilidad y el mismo privilegio: conducir con abnegación y paciencia a las generaciones de mujeres que vienen detrás. Dios desea que tomemos la decisión de mostrar el camino seguro. No digamos a las más jóvenes que en el camino de la vida es necesario caerse y lastimarse, si nosotras, mujeres de Dios, se lo podemos evitar.
Amiga, el Señor dice en esta mañana: «¡Si conoces el camino, ve adelante!». Reconozcamos que la única manera de hacerlo es seguir los pasos de Jesús.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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