jueves, 7 de marzo de 2013

EL SECRETO DEL EMPEÑO


Todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría (Eclesiastés 9:10).

El empeño es el secreto para tener éxito en todo lo que emprendas, para prosperar en tu trabajo y emprender grandes retos. Pruébalo, como Diana Nyad, nadadora de grandes distancias que, mientras yo escribía estas reflexiones, buscaba ser la primera persona que nadara los 165 kilómetros que hay entre Cuba y Cayo Hueso, Florida, Estados Unidos. De lograrlo, sería la primera persona en conseguirlo sin una jaula a prueba de tiburones. En total serían unas sesenta horas en el mar agitado del famoso Estrecho de la Florida, infestado de tiburones. Diana planeaba parar y descansar unos minutos, así como consumir una mezcla líquida de proteína predigerida y comer un trozo de banana o una cucharada de mantequilla de maní.
Durante una larga odisea como esa, es casi seguro que se padezcan alucinaciones y la picadura de incontables medusas. El agua salada es capaz de convertir la lengua de una persona en cartón arrugado y desollarla, dejándola prácticamente en carne viva.
La señora Nyad nació en 1949. Intentó la hazaña mencionada cuando era joven, pero no tuvo éxito. En 1978 nadó dentro de una jaula a prueba de tiburones durante 49 horas y 41 minutos. Pero el mar y las corrientes la desviaron de su curso y tuvo que darse por vencida. Había recorrido ochenta kilómetros y medio. Un año y medio más tarde nadó 165 kilómetros desde Bimini en las Bahamas, hasta Júpiter, Florida, sin una jaula. Estableció el récord mundial de natación más larga en el océano y estaba lista para superarse a sí misma.
La perseverancia puede motivar a un ser humano a superar grandes retos. La constancia está detrás de aquellos que desean dominar un instrumento musical, aprender un idioma extranjero o practicar un deporte con pericia.
¿Por qué será que pocos cristianos se colocan metas elevadas? Parece que nos conformamos con poco. ¿O acaso crees que a Jesús no le agradan quienes se proponen objetivos que exigen un mayor esfuerzo? Intenta grandes proezas tú también. Tienes la gran ventaja de contar con la ayuda divina. Entonces, ¡qué estás esperando! La persona que nunca ha fracasado, es porque jamás ha intentado hacer nada. ¿Qué tipo de persona eres? ¿De las que todo lo intenta o de las que nunca fracasan?

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

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