No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos. Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás (Filipenses 2: 3, 4).
La historia de Chris Langan que te conté ayer me deja intranquilo. Con un coeficiente intelectual de 195, Chris debería trabajar como investigador en una universidad, una agencia del gobierno o una empresa privada para encontrar soluciones a los problemas más apremiantes de la humanidad. En lugar de eso, se dedica a criar caballos. ¿Cómo es posible que esto haya sucedido?
Chris ha tenido una vida difícil. Su madre era hija de un magnate pero también la oveja negra de la familia. Tuvo cuatro hijos, todos de diferente padre. Además, eran extremadamente pobres. El padre de Chris murió, o desapareció, antes de que él naciera. El padrastro de Chris era un borracho maltratador. Chris relata cómo frecuentemente iba a la escuela con un labio hinchado y moretones en el cuerpo debido a los golpes de su padrastro (puedes incluso ver su narración en YouTube). Los compañeros de su clase lo rechazaban porque era mucho más inteligente que ellos. A los doce años, Chris decidió levantar pesas para desarrollarse físicamente y defenderse. A los catorce años ya había desarrollado suficiente fuerza y echó a su padrastro de la casa una mañana que este lo despertó a golpes.
Cuando terminó la preparatoria, Chris recibió una beca para asistir al prestigioso Roed College. Por desgracia, su madre olvidó firmar algunos papeles y, como resultado, Chris perdió la beca y recibió una calificación reprobatoria en todas sus materias porque no pudo pagar. La Universidad del Estado de Montana le dio otra beca. Todo marchó bien hasta que su automóvil se descompuso en el invierno. Chris tenía una clase a las 7:30 de la mañana pero le era imposible llegar sin vehículo. Pidió a la universidad la oportunidad de cursar la materia por la tarde, pero no le dieron permiso. Sin poder asistir a la clase, Chris no aprobó la materia, perdió su beca y tuvo que abandonar la universidad. Desde entonces, no intentó ingresar a ninguna otra institución de educación superior.
Tengo la sensación de que la sociedad le ha fallado a Chris. El apóstol Pablo es muy sabio cuando nos anima a buscar siempre el bien de los demás. Si esas universidades hubieran tenido esa preocupación, hoy Chris podría usar sus talentos en favor de otros. No permitas que la falta de visión, los celos o cualquier otra cosa te impidan ayudar a otros para que desarrollen el potencial de sus vidas.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
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Por Félix H. Cortez
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