domingo, 31 de marzo de 2013

Y VERÁN SU ROSTRO


Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Apocalipsis 22:4.

Cuando Moisés le suplicó a Dios: "Te ruego que me muestres tu gloria", este le respondió: "No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá" (Éxo. 33:18-20)... Moisés no podía contemplar la revelación de la gloria del rostro de Dios y vivir; pero se nos ha dado a nosotros una promesa: "Y verán su rostro".
Cuando Moisés bajó de la montaña donde se le había dado una visión de la gloria de Dios, su rostro estaba tan iluminado que Aarón y los hijos de Israel tuvieron temor de acercársele...
Ahora no podemos ver la gloria de Dios; pero solo al recibirlo aquí es que seremos capaces de verlo finalmente cara a cara. Dios desea que tengamos nuestra vista fija en él, para que perdamos de vista las cosas de este mundo...
Hoy por nuestras asociaciones, por nuestra vida, nuestro carácter, estamos escogiendo a quién tendremos por nuestro rey. Los seres celestiales buscan acercarnos a Cristo... Aunque somos transgresores de la ley de Dios, si nos arrepentimos con fe, Dios puede obrar por nuestro medio las obras de Cristo...
Cuando Cristo ascendió a las alturas, envió a su representante como un Consolador. Este representante está a nuestro lado dondequiera que estemos, un vigilante y testigo de todo lo que se dice y se hace, listo para protegernos de los asaltos del enemigo si solo nos colocamos bajo su protección. Pero debemos hacer nuestra parte, y entonces Dios hará la suya. Cuando seamos llevados a juicio y aflicción por su nombre, el Consolador estará a nuestro lado, trayéndonos a la memoria las palabras y enseñanzas de Cristo.
¿Está escrito su nombre en el libro de la vida? Solo al mirar a Jesús, el Cordero de Dios, y siguiendo sus pisadas, puede usted prepararse para encontrarse con Dios. Sígalo a él, y un día usted caminará por las calles de oro de la ciudad de Dios...
Los que consagran sus vidas alservicio de Dios vivirán con él por los tiempos sin fin de la eternidad...
Él los toma como sus hijos y les dice: Entren en el gozo de su Señor. La corona de la inmortalidad es colocada en las sienes de los vencedores.— Youth's Instructor, 20 de agosto de 1896.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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