Entonces pensó el dueño del viñedo: «¿Qué voy a hacer? Enviaré a mi hijo amado; seguro que a él sí lo respetarán» (Lucas 20:13).
Cierta noche, a principio de la década de los años ochenta, el rey Hussein bin Talal de Jordania fue informado que un grupo de alrededor de setenta y cinco oficiales del ejército se encontraba en ese mismo momento reunido planeando derrocar su gobierno. Entonces, los encargados de la seguridad real solicitaron permiso para rodear el barracón del ejército donde se realizaba la reunión y arrestar a los conspiradores. Después de un momento de silencio tenso el monarca rehusó dar el permiso y pidió, en cambio, que se le trajera un pequeño helicóptero. El rey subió solo con el piloto y le instruyó que lo llevara al barracón de la conspiración y aterrizara en el techo.
Cuando aterrizaron, el rey descendió solo y le ordenó al piloto: «Si escuchas disparos, sal de aquí en el helicóptero inmediatamente sin mí». Entonces el soberano bajó las escaleras del edificio y entró desarmado a la reunión sorprendiendo por completo a los conspiradores y les dijo con calma: «Caballeros, se me ha informado que ustedes se han reunido aquí esta noche para finalizar sus planes para derrocar el gobierno, tomar el control del país e instaurar una dictadura militar. Si ustedes hacen eso, el ejército se dividirá y el país se sumirá en una guerra civil. Decenas de miles de personas inocentes morirán. No hay necesidad de que eso ocurra. ¡Aquí estoy! Mátenme y prosigan con sus planes. De esta manera solo morirá una persona». Después de un momento de silencio, los atónitos conspiradores se adelantaron a una para besar la mano y los pies del monarca y prometerle lealtad por toda la vida. El rey se había hecho totalmente vulnerable actuando con nobleza y amor supremo hacia sus súbditos; y al hacerlo, había encendido en los rebeldes el sentido del honor.
Cuando este mundo se rebeló, Dios no envío a sus ángeles inmediatamente para destruirnos, sino que optó por el camino de la vulnerabilidad y el amor. Envió a su propio Hijo para que tomara la naturaleza humana y nos mostrara que el Padre nos ama y desea que vivamos en armonía con él. El plan le costó la vida al Hijo de Dios, pero nosotros, que hemos creído en él, lo hemos aceptado como nuestro Rey.
Si en algún momento te has rebelado contra Dios, él te ofrece perdón total y el poder de una nueva vida. Te animo a que hoy vivas con honor ante su presencia.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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