Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. En esto sabremos que somos de la verdad, y nos sentiremos seguros delante de él: que aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo. 1 Juan 3:18-20
La rodeé con mis brazos para que pudiera sentir mi calor. No era más que una niña y ya tenía el corazón seco. Tenía un precioso nombre de flor, y como una flor sin agua se moría debido a la falta de afecto. Su reclamo iba directo a su madre que, tras haber fracasado en su primer matrimonio, fue al segundo arrastrando con ella a su pequeña hija. Ahora vivía en la casa de su padrastro confinada a la soledad.
Me pregunto cuántos hijos, esposas, esposos, madres y padres viven así, sin nutrientes para el corazón. Tal vez tu respuesta sea: “Muchos”, y tienes razón. Sin embargo, no permitas que en esos “muchos” estén incluidos tus seres amados.
Es posible que tú ames sin expresarlo mucho, que pienses que los demás lo saben, que lo dan por sentado, que no necesitas estar demostrándolo con palabras continuamente. Incluso es posible que digas un “te quiero” de vez en cuando y en ocasiones especiales, pero Dios, por medio del apóstol Juan, nos dice que esto no es suficiente. Nos exhorta a que no solamente mostremos nuestro amor con nuestras palabras, sino que nuestros actos también lo hagan evidente.
El amor en acción llega al sacrifico y a la abnegación. Así es el amor que llevó a Jesucristo a la cruz: “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos” (1 Juan 3:16).
Debemos ir más allá del simple “te quiero”. Criar un hijo implica desvelos y renuncias; y con ellos mostramos nuestro amor. Amar a nuestro esposo a veces significa soportar sus ausencias cuando sabemos que está ocupado buscando el bienestar de su familia; y lo llevamos con paciencia. Convivir con una suegra difícil no será tan complicado si, con compasión, la vemos sufrir porque se siente despojada de su hijo o hija que siempre pensó sería solamente de ella.
Amiga, hoy es un buen día para poner en acción el amor que tienes guardado en tu corazón. ¡Entrégalo, repártelo, vívelo, demuéstralo, y los mejores beneficios los recibirás tú!.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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