Porque así dice el Señor, el que creó los cielos; el formó la tierra, que la hizo y la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada: «Yo soy el Señor, y no hay ningún otro» (Isaías 45:18).
El 5 de agosto de 2011 la nave Juno partió hacia Júpiter. Su misión es estudiar ese planeta para tratar de descubrir los orígenes de nuestro sistema planetario. Es la segunda misión que se eligió bajo el plan Nuevas Fronteras, programa que estableció la NASA al concluir la era de los transbordadores. Juno, la diosa de la maternidad y protectora de las mujeres en la mitología romana, partió al encuentro de su esposo Júpiter, a bordo de un cohete Atlas V.
Adriana Ocampo, de la división de Ciencias Planetarias de la NASA y responsable de la misión, indicó que entre las incógnitas que se quieren despejar está el papel que jugó Júpiter en la evolución y el origen del Sistema Solar y de la Tierra.
«En vez de haber sido totalmente árida, como habría sido si no hubiera tenido moléculas de agua y atmósfera, le dio la oportunidad de capturar estas moléculas livianas», indicó Ocampo. La pregunta que quiere resolver Juno es por qué en la Tierra se dio la vida y no en otros planetas. Y es que, según afirman quienes defienden el evolucionismo, este planeta de grandes dimensiones en el que vivimos tiene un potente campo gravitatorio que actuó como barrera para impedir que las moléculas dispersas por el espacio, en el principio de su historia, quedaran fuera del Sistema Solar y permitieran que se diera la vida. Su campo gravitatorio, dicen, logró atrapar las moléculas de hidrógeno y oxígeno con las que se forma el agua, ingredientes fundamentales con los que empezaron a desarrollarse los océanos y la atmósfera de la Tierra.
Dios le ordenó a Faraón, rey de Egipto: «Deja ir a mi pueblo para que celebre en el desierto una fiesta en mi honor» (Éxo. 5:1). La respuesta del Faraón fue: «¿Y quién es el Señor [...] para que yo le obedezca y deje ir a Israel? ¡Ni conozco al Señor, ni voy a dejar que Israel se vaya!» (vers. 2).
Quien no quiere obedecer al Señor, niega su existencia. Esa es la misma razón para ir a Júpiter en busca de los orígenes del Sistema Solar que ya están revelados. Por eso Dios tiene un mensaje para este tiempo: «Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales» (Apoc. 14: 7). Nuestra fe en el Creador se manifiesta en la obediencia a sus mandamientos. Tu vida ¿confirma la existencia de Dios o la niega?
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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