Hijos, obedezcan en el Señor a sus padres, porque esto es justo. «Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa— para que te vaya bien y disfrutes de una larga vida en la tierra» (Efesios 6:1-3).
El doctor Viktor Frankl era un psiquiatra judío austríaco que vivió antes de la Segunda Guerra Mundial. En esos días Viena era la ciudad de Sigmund Freud y Alfred Adler, quienes dominaban el panorama intelectual de su tiempo.
Viktor Frankl se encontraba en la rampa de lanzamiento hacia una brillante carrera profesional. Su posición en los círculos médicos era excelente, acababa de ser nombrado director del Departamento de Neurología del Hospital de Rothschild (1940), que atendía únicamente enfermos judíos. Aceptar aquel cargo fue un desafío porque ya arreciaba la persecución nazi contra los judíos. Acababa de terminar un manuscrito donde presentaba sus discusiones con Freud y Adler y las bases de su nueva teoría analítica: la logoterapia. Además, Viktor Frankl, acaba de casarse con la novia de sus sueños, Tilly Grossner (1941).
Pero la persecución nazi se intensificó. Su hermana escapó a Australia. Su hermano intentó escapar a Italia pero fue capturado y enviado al campo de concentración de Auschwitz con toda su familia, donde murieron. Viktor Frankl consiguió un visado para emigrar a Estados Unidos. En aquel país no solo eludiría la persecución nazi, sino que tendría un ambiente brillante para desarrollar y defender sus teorías psiquiátricas. Pero sus padres no lograron obtener el visado para huir. Además, ancianos y enfermos, sin la ayuda de ningún hijo, se quedarían desvalidos. La situación de sus padres planteaba a Frankl una difícil disyuntiva, una grave duda de conciencia: ¿Debía atender a sus padres o proseguir su carrera? ¿Asegurar su reciente matrimonio o ayudar a su familia en su incierta suerte? El visado le ofrecía un gran futuro, pero en Viena quedaba el inminente y seguro riesgo de la deportación de sus padres a un campo de concentración.
¿Qué hizo Viktor Frankl ante la terrible disyuntiva que le planteaba la vida? ¿Qué harías tú? Es, sin duda alguna, una difícil elección. Por desgracia, a veces los cristianos, los hijos de Dios, tienen que tomar decisiones importantes en medio de una gran crisis o un gran peligro. Es bueno prepararse para no dudar nunca en cuanto a la necesidad de hacer lo correcto en medio de una crisis. Cada día nos preparamos para tomar una decisión, sea correcta o incorrecta. Cada día decidimos estar a la derecha o a la izquierda. Prepárate hoy.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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