Para los egipcios, esta era una nube tenebrosa, pero a Israel lo alumbraba de noche (Éxodo 14:20, RVC).
La salida de Egipto fue toda una proeza para el pueblo de Israel. En realidad, representaba un desafío al ejército más poderoso de ese tiempo. Por otra parte, resultaba demasiado fácil perseguir a los esclavos hebreos, capturarlos y darles un escarmiento ejemplar. Sí, todo parecía muy sencillo. Así que pronto, el faraón y sus huestes se alistaron para ir tras unos indefensos esclavos que se habían burlado de Egipto.
Del lado de los hebreos la travesía se veía mucho más complicada. ¿Lanzarse al desierto en pos de la libertad? ¿Qué iban a comer? ¿Llevaban suficiente agua para el camino? ¿Y las fieras salvajes? ¿Soportarían las inclemencias del tiempo? En realidad, parecía un trayecto sumamente arriesgado. Pero los israelitas decidieron aceptar el desafío confiando en Dios.
Uno de los elementos clave del trayecto fue la nube que se posaba sobre el pueblo de Israel durante el día, mientras que por la noche se tornaba en una columna de luego. La nube recordaba la presencia divina e indicaba el rumbo hacia donde debían dirigirse. Además, durante el día, proporcionaba un agradable clima a los hebreos librándolos del ardiente calor del desierto. Al anochecer, la columna de fuego iluminaba el campamento de Israel y mitigaba los efectos del viento helado. ¡Esa nube era toda una bendición para el pueblo de Dios!
En cambio, para los egipcios la nube era un espectáculo verdaderamente aterrador. Durante el día asemejaba un macabro nubarrón suspendido en el aire que se mecía en el horizonte. Lo peor era durante la noche, cuando lanzaba borbotones de fuego y se volvía hacia los egipcios en actitud desafiante, como si tuviera conciencia de lo que hacía. Nadie osaba acercarse al campamento hebreo por temor a dicha barrera.
¿Te das cuenta? El mismo elemento causaba esperanza a unos y terror a otros. ¿Te has puesto a pensar que hay elementos que a los cristianos nos dan esperanza y, al mismo tiempo, causan terror en los incrédulos? Por ejemplo, para nosotros la segunda venida de Jesús representa esperanza y alivio; en cambio, para quienes no conocen al Señor les resulta inquietante. Pero todo depende de en qué lado de la nube te encuentras. Mientras estés en el bando de su pueblo, las promesas divinas y sus enseñanzas te serán una fuente de alivio y salvación. Pero si estás del otro lado, es posible que esos mismos elementos te angustien y entristezcan a cada momento.
¿De qué lado estás? Tu respuesta será muy reveladora.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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