“Después dijo Dios: Haya un espacio entre las aguas, que separe un agua de la otra” (Gén. 1:6).
Es el segundo día de la Creación. Aunque lo llamamos lunes, no es el día de la luna, porque este satélite no fue creado hasta el cuarto día. El segundo día había sido destinado por Dios para crear el aire. El Creador proveyó de un ambiente perfecto para la existencia de la vida.
En este día, Dios formó la atmósfera que rodea la Tierra.
El agua está constituida por hidrógeno y oxígeno, y el Creador separó el agua en dos capas: dejó una sobre la Tierra, y con la otra hizo la atmósfera. En el espacio situado entre ambas, proveyó de incontables miles de millones de toneladas de aire. Al dejar una capa de agua por encima de la capa de aire, Dios creó un paraíso tropical a lo largo y ancho del mundo. E hizo rotar el planeta, para formar una corriente que mantuviera fresco el aire.
Dios siempre hace provisión anticipada para nuestras necesidades.
Tomado LECTURAS DEVOCIONALES PARA MENORES
¡BUSQUEÑOS JUNTOS!
Por: Santiago y Priscila Tucker
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